Ante la inminencia del verano y la ropa ligera, la idea de adelgazar sin esfuerzo y rápidamente tienta a las personas a empezar alguna de las famosas “Dietas milagro”, esas que han probado más de un tercio de las personas con sobrepeso y obesidad, y todos sabemos que no tienen bases científicas.
Quienes más recurren a estos remedios de última hora son la mujeres porque fracasan en el propósito de cuidarse a diario, un requisito que nueve de cada diez encuestadas considera indispensable para un tener peso correcto. El fracaso lo achacan a los excesos del fin de semana, la costumbre de picar entre horas y tener que cocinar para toda la familia, según un estudio realizado por la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas con motivo de Día Nacional de la Nutrición.
Dieta de la Luna, de la patata o de la sopa. No importa que exijan comer siempre lo mismo o ayunar siguiendo las fases de la Luna, hay quienes no dudan en adoptarlas si con ello hacen retroceder la báscula, aunque sea por poco tiempo. Porque lo que sí está garantizado es que los kilos vuelven en el 95 por ciento de los casos cuando se abandonan estos regímenes restrictivos y desequilibrados.
Basilio Moreno, presidente de la Fundación de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, explica el efecto rebote o «yoyó», como un trasiego de kilos que puede provocar una distribución anómala de la grasa, que a su vez, incrementa el riesgo cardiovascular y metabólico favoreciendo la aparición de diabetes, hipertensión y colesterol alto.
El 94 por ciento de las mujeres encuestadas reconocieron que estas dietas no funcionan pero admitieron que recurren a ellas porque consiguen perder rápidamente cuatro o cinco kilos. Algo que, según Moreno es fácil de lograr porque se debe a la pérdida de agua que ocurre con cualquier dieta, por más disparatada que sea. “Pero la lucha no es contra los kilos, sino contra la grasa. Perder 15 ó 20 kilos en un mes, como se pretendía antiguamente, conduce a descarrilamientos metabólicos. Hoy se acepta que las pérdidas pequeñas y mantenidas son la mejor opción desde el punto de vista dietético y rebajar tres kilos el primer mes y 1,5 ó 2 los sucesivos es lo adecuado”.
El año pasado, la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) puso en marcha una web, que ya han visitado más de 87.000 personas, donde se desaconsejan doce de las dietas milagro más conocidas, entre ellas la de Montignac.
“En medicina no hay milagros pero sí soluciones razonadas y planteadas a tiempo para tratar algo tan serio como la obesidad. Si se pretende combatir por métodos «milagrosos» el fracaso está garantizado”, afirma Moreno.
Y es que para adelgazar, lo más eficaz es aumento de la actividad física, normas alimentarias adecuadas y modificar conductas como la de picar o tomar productos con gran cantidad de calorías en poco volumen.