Carlos Saavedra, MSc. Departamento de Salud y Rendimiento Humano. Facultad de Ciencias de la Actividad Física. Universidad Politécnica de Madrid. España.
Siguiendo la evolución de nuestra especie, podemos decir que el ser humano se caracterizó por hábitos que consistían en procurar sus alimentos y comerlos cuando los encontraba pero debía, constantemente estar en movimiento para buscarlos, cazarlos, transportarlos y huir del peligro. Esto permitió crear un genoma adaptado a llevar a cabo de manera sistemática un proceso o fenómeno caracterizado por convertir dichos alimentos en energía.
Para tales efectos se originó en él, una maquinaria histoquímica con la capacidad de interconectar, mediante moléculas específicas, prácticamente a todo el organismo, lo que involucró fenómenos que van desde variables centrales como circulación y respiración pulmonar a variables periféricas que tienen lugar en las células de nuestro cuerpo basadas en fenómenos de microcirculación y respiración mitocondrial.
La grasa ectópica, es decir la que está fuera del tejido subcutáneo, es la principal causa de las comorbilidades asociadas al sobrepeso y a la obesidad. Interfiere en la sensibilidad de receptores, en la cascada de señales y en la función mitocondrial. La correlación entre grasa subcutánea y factores de riesgo es significativa en sujetos en mala condición física, mientras que en los obesos con buena condición física, la correlación no es significativa.
Son múltiples los fenómenos que ocurren mediante la contracción muscular, la cual modifica el medio interno provocando un stress metabólico que estimula una serie de proteínas-enzimas que regulan el metabolismo energético y promueven la síntesis de proteínas que conlleva como producto final un aumento de la actividad mitocondrial.
Entre estas moléculas destaca el rol de AMPK, reguladora y sensora del metabolismo energético, de IL-6 una miokina secretada por el músculo que lleva el mensaje a diversos órganos acerca de las necesidades energéticas y de PGC1 que gatilla procesos de trascripción de proteínas relacionadas con los transportadores de glucosa, GLUT4 y de fenómenos de biogénesis mitocondrial. Estos fenómenos están también regulados por otra proteína llamada calmodulina-proteína-kinasa, CaMK.
El organelo mitocondrial está recubierto por una doble membrana, una permeable y otra impermeable. Este organelo, desde los principios de la bioquímica ha sido reconocido como el sitio específico en que ocurre la oxidación de los depósitos energéticos. Los factores de transcripción de la cadena respiratoria están comandados por una familia de coactivadores (PGC) quienes regulan estímulos externos como señales ambientales, temperatura, deprivación energética, disponibilidad de nutrientes y factores de crecimiento. El ejercicio modifica el medio interno estimulando procesos de fisión y fusión mitocondrial, en pocos días asegurando de esta forma la oxidación y respectiva producción de energía.
Cuando la función y condición histoquímica del músculo es normal, la dieta juega un rol importante en la mantención de dicho estado de condición. Sin embargo el tejido muscular, que almacena el 80% de la glucosa ingerida y puede llegar a metabolizar el 75% de los lípidos, cuando pierde dicha condición o su “metabolic fitness” requiere de estímulos que permitan la recuperación de su condición histoquímica, mediante síntesis de proteínas las que al ser ingeridas no son utilizadas si el músculo de manera periódica no utiliza su actividad enzimática de manera integra, perdiendo proteínas relacionadas con receptores, señales y las relacionadas con proteínas estructurales y funcionales. La dieta por sí sola no permite el aumento de la densidad y función mitocondrial quedando una función, la mitocondrial, al margen de los beneficios de la dieta, sin permitir de este modo la glico-lipo-desintoxicación del músculo y de diversos órganos y tejidos de nuestro cuerpo humano.
El ejercicio físico actualmente posee una fundamentación científica y evidencias del tipo A que permiten para cada cuadro fisiopatológico una prescripción adecuada y específica. La recomendación “haga ejercicio” y “el que más le guste” es en la actualidad una recomendación irresponsable y de muy bajo costo-beneficio. Por otro lado recomendar ejercicio en pacientes con factores de riesgo para gastar calorías, es de poco beneficio debido a la eficiencia de la maquinaria energética (1cal/kg/km trotado).
Definitivamente, por el estado de condición de la población actual (sobrepeso, sarcopenia y glicolipotoxicidad), la manera eficiente de combatir estos factores de riesgo es el ejercicio intermitente de sobrecarga con intensidades adecuadas a los niveles iniciales de la capacidad funcional del paciente.
- La actividad física fue una característica en la evolución del ser humano.
- Ésta se manifestaba en la búsqueda de alimentos y en ponerse a salvo.
- Así se favoreció la aparición de un genoma especializado en convertir el alimento en energía.
- Este genoma se caracteriza por comandar una compleja maquinaria bioquímica y molecular.
- Ésta maquinaria se debe mantener mediante procesos de síntesis de proteínas.
- Dichos procesos ocurren desde órganos como el corazón a organelos como las mitocondrias.
- El tejido subcutáneo es el órgano indicado para acumular grasa.
- La grasa acumulada fuera de este tejido se correlaciona con factores de riesgo.
- Acumulada en órganos son en definitiva, los causantes de disfunción celular.
- Lípidos extras del tejido subcutáneo, restan sensibilidad a receptores y entorpecen cascadas de señales hormonales.
- La grasa ectópica provoca disfunción mitocondrial que es el origen de las enfermedades crónicas modernas.
- El tejido muscular es considerado hoy un órgano endocrino.
- En pocos segundos el músculo gatilla una infinidad de estímulos que activan moléculas y proteínas señales.
- El desbalance en los depósitos energéticos, activa IL-6 y está a AMPK.
- AMPK regula el tipo de substratos a utilizar y entrega señales que inducen biogénesis mitocondrial.
- Todo esto favorece el consumo de lípidos intracelulares y el aumento de la sensibilidad a la insulina.
- Se estima que este fenómeno es el foco central de la salud sico-neuro-inmunoendocrina del ser humano.
- El organelo mitocondrial posee aproximadamente 1500 proteínas.
- Se encarga de la producción de energía a partir de la oxidación de grasa y azúcares.
- Su actividad está limitada por su capacidad de consumir oxígeno.
- El ejercicio permite el aumento del número y tamaño de este organelo en pocas sesiones de ejercicio o entrenamiento.
- El ejercicio debe poseer un umbral que permita un stress intracelular importante.
- Poseer una adecuada densidad mitocondrial permite prevenir y curar una serie de enfermedades y obtener un óptimo nivel de salud y de rendimiento físico.
- Los avances de la civilización no han contemplado a nuestro genoma.
- Los esfuerzos médicos, farmacológicos y nutricionales se han aplicado por más de medio siglo.
- Dichos esfuerzos no han logrado mostrar evidencias sobre el aumento de la densidad mitocondrial.
- Dietas, fármacos y adecuados hábitos de vida sin ejercicio, no son garantía suficiente para mantener adecuados niveles de protección y salud.
- El ejercicio aporta estímulos a los fenómenos de biogénesis mitocondrial que apoyados por la dieta favorecen los beneficios en salud.
- En la actualidad el ejercicio físico y sus efectos están fundamentados científicamente por la fisiología molecular.
- La prescripción debe seguir las pautas de aproximadamente las de un fármaco
- Por las características fisiopatológicas actuales de la población se requiere de un cambio radical en la prescripción.
- Ante la evidente sarcopenia y disminuida capacidad oxidativa de la población, es importante recuperar las características histoquímicas del músculo.
- Para tales efectos, el ejercicio de sobrecarga e intermitente parece ser el más efectivo en la terapia y prevención de enfermedades modernas.
- Sacar a pasear al perro 30 minutos diarios no parece ser muy efectivo.
- Profesionales de la salud deben integrar al área de su conocimiento más sobre ejercicio físico.
Referencias:
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