En el sector del fitness tenemos la tendencia a creer que la formación es genérica: con los mismos conocimientos podemos trabajar tanto en salas de fitness, como en salas colectivas, entrenamientos personales, etc.
Hay que intentar diferenciar que la especialización es lo más importante en este sector, al igual que en otros sectores como la medicina, la abogacía, etc. Vemos médicos especialistas y consideramos importante su especialización pero no hacemos lo mismo al ver al instructor o monitor de fitness. El debe ser polivalente, debe entender y comprender todas las áreas que abarcan el mundo del fitness.
Es importante que los profesionales no puedan alcanzar un grado suficiente de conocimiento si no se especializan. Por eso desde los centros deportivos como desde las escuelas o academias formativas, debemos facilitar esta labor: hay que abrir la formación a cada una de las especialidades.
Es necesario diferenciar tres sectores de entrenamiento: fitness en sala colectiva, clases colectivas y entrenamientos personales.
Por ejemplo, en los gimnasios, podemos hablar de gente que trabaja en salas de fitness cuyos conocimientos deben ir enfocados hacia áreas de kinesiología, anatomía, de entrenamiento y maquinaria deportiva.
Los conocimientos de la gente que trabaja en salas colectivas aparte de enfocarse en kinesiología o anatomía deben estar enfocados al tema técnico, como el aeróbic, los entrenamientos de combate, step, etc.
Es en los entrenamientos personales donde quizás tengamos que aunar varios de estos conocimientos y ampliarlos sobre todo en el tema de lesiones. Ya que en este tipo de entrenamiento es muy importante las post rehabilitaciones o la corrección postural o la rehabilitación de algunas lesiones donde sin estos conocimientos previos sería muy difícil de alcanzarlo. Aquí lo más importante es la adaptación a la persona en concreto, por lo que habría que añadir la psicología deportiva.
Por lo tanto, en el tema de la formación tenemos que evitar pensar que es genérica para todos nuestros profesionales y adaptarlo al nuestro puesto de trabajo, que debe ser sobre todo, aquello que nos apasiona.
La individualización en las clases colectivas.
Puede parecer un contrasentido hablar de individualización dentro de una clase colectiva. Pero tenemos que diferenciar también que la individualización no va sólo en cuanto al cliente sino también en cuanto al instructor. Es fundamental que el instructor adapte sus capacidades, habilidades físicas y conocimientos en las clases colectivas que pueda impartir en su centro.
Hay sistemas precoreografiados donde intentamos imponer una serie de material tanto musical como técnico a una serie de instructores. Muchas veces, las formaciones de esos instructores no se adaptan a su actividad física, sus problemas, su forma, etc.
La única manera es intentar que se den unas bases para los monitores y los instructores a partir de las cuales ellos puedan crear unas clases tanto para su calidad técnica como para los clientes que tenga en ese momento. Es decir, no es lo mismo una clientela de edad media-alta en un centro deportivo por las mañanas que una clientela que quiere unas clases con mucha más intensidad física por las tardes.
Sin embargo, la actividad tendrá el mismo nombre. De tal manera que debemos saber adaptar estas actividades colectivas tanto a nuestra clientela como a los instructores, y la única forma es seguir un sistema que nos permita hacerlo.