Las lesiones asociadas con la práctica del tenis son fundamentalmente de dos tipos:
- Las debidas a un exceso de uso o ejecución inadecuada del golpe
- Las lesiones agudas que pueden producirse en otro deporte parecido.
Las primeras afectan con más frecuencia a los miembros superiores y se deben a la repetición de los golpes. Las más comunes por exceso de uso son, con diferencia, “el codo de tenista” y “el hombro de tenista”.
Las lesiones agudas afectan con mayor frecuencia las extremidades inferiores y no se diferencian demasiado de otras observadas en deportes con raqueta. La mayor parte de las veces se trata de distensión de los gemelos, ruptura del tendón de Aquiles, esguinces de tobillo y lesiones de rodilla.
Codo de Tenista
La lesión que se observa con mayor frecuencia en los jugadores de tenis es la epicondilitis humeral externa, la que tarde o temprano, afecta a casi la tercera parte de ellos. Su aparición está directamente relacionada con la edad y la frecuencia del juego, habitualmente se debe a la inadecuada ejecución del revés.
La epicondilitis interna, cuya frecuencia es menor, se asocia con el golpe de saque y con alteraciones de la mano, o con alteraciones por exceso de uso, siendo más frecuentes en jugadores profesionales.
La lesión consiste en la aparición de desgarros microscópicos en el tendón del extensor común de los dedos, con frecuencia a expensas del segundo radial externo y menos frecuente del interno.
Como consecuencia de estos desgarros se produce una respuesta inflamatoria crónica. El diagnóstico suele basarse en la presencia de dolor en el epicondilo externo, bien espontáneo o a la palpación. Se considera que la curación es completa cuando no existe dolor residual y el paciente ha podido recobrar la movilidad, fuerza y resistencia.
Los deportistas aficionados deben someterse a un programa de ejercicios isométricos y aniso métricos para los grupos musculares del antebrazo (extensor, pronador y supinador), así como para todos los grupos musculares de la extremidad superior.
La prevención del codo de tenista, requiere que se eviten todas aquellas fuerzas de sobrecarga que den lugar a este proceso, principalmente las debidas a la ejecución inadecuada de los golpes del tenis. La potencia proviene sobre todo del peso corporal y de los grupos musculares del hombro. El golpe de revés correcto consiste en golpear con la parte superior del hombro descendido, el codo bien fijado, con el olécranon dirigido hacia el suelo y el antebrazo en pronación. La ejecución inadecuada de este golpe se caracteriza por el denominado “codo directriz”. En el momento del golpe, se eleva el hombro y el olécranon queda dirigido hacia la red. La aceleración de la raqueta se logra merced a una brusca extensión del codo, acompañada a menudo por un movimiento de resorte de la muñeca (el revés a dos manos puede prevenir la epicondilitis externa).
Hombro de tenista
Los atletas dedicados a actividades deportivas que implican la realización repetida de los llamados golpes de volea (la mano por encima de la cabeza) están expuestos a desarrollar este síndrome.
En el tenis, los golpes de servicio y volea pueden producir traumatismos repetidos en la región vascular de los tendones del bíceps y el supra espinoso. Esta afección puede encontrarse en cualquier grupo de edad: no obstante la cronicidad del trastorno será mayor cuanta más edad tenga el jugador.
El arco funcional de elevación del hombro está dirigido hacia adelante. Por ello el choque se produce entre el troquiter y el borde anterior del acromion, así como el ligamento acromiocoracoideo.
La irritación crónica de esta área da lugar a una respuesta inflamatoria que se manifiesta por la aparición de tendinitis. La existencia de traumatismos repetidos a lo largo del tiempo da lugar a la producción de desgarros microscópicos, alteración del manguito rotador y cambios en la porción anterior del acromion.
La anatomía patológica de esta lesión se clasifica en tres estadios:
- Edema y hemorragia
- Fibrosis y tendinitis
- Degeneración tendinosa, alteraciones óseas y rupturas tendinosas.
Este síndrome debe entenderse como una lesión gradual que puede variar, con el tiempo, desde la afección mínima localizada hasta la presencia de un hombro congelado.
Para evitar ésta lesión todos los deportistas deberían realizar ejercicios de calentamiento previo a la actividad. En el caso de los jugadores de tenis, debería aconsejarse la utilización de equipos de ejercicios hipocinéticos de preparación, destinados a lograr una fuerza y resistencia apropiadas. Si el síndrome de hombro golpeado acaba apareciendo, el jugador deberá modificar su técnica realizando un golpe de servicio más suave o rotando el cuerpo de manera que se evite el choque del troquiter contra el acromion y el ligamento acromiocoracoideo.
En próximas entregas veremos el segundo tipo de lesiones asociadas al jugador de tenis, las lesiones agudas (pierna de tenista y ruptura del tendón de Aquiles).
Saludos Cordiales
Ezequiel Barletta Domenech
Preparador Físico- Personal Trainer