¿Por qué un individuo manifiesta o no interés por las actividades físicas y deportivas?
Existen diferentes y poderosos motivos internos (motivación intrínseca) que llevan a las personas a practicar una actividad física o deportiva.
Entre ellos se pueden encontrar la competencia, estar en forma, estar con amigos o hacer nuevos, ser parte de un grupo, divertirse, realizarla como búsqueda de sensaciones, o como catarsis para relajar tensiones.
Cada actividad o acción que una persona realiza, busca satisfacer una necesidad o varias. Cada persona tiene sus propias necesidades y las satisface de una manera particular.
En la práctica deportiva ocurre lo mismo. En ella se ponen en juego diversas necesidades, las cuales se convierten en el motor natural que llevan a comprometerse con la actividad, a invertir energía en ella y a mantenerla en el tiempo. (Ver figura)
Pirámide de Maslow: jerarquía de necesidades
Son varias las motivaciones internas que pueden llevar a la práctica deportiva, entre ellas encontramos:
- Búsqueda de competencia con otros y de alcanzar el éxito, o para mejora personal,
- por el placer que siente al realizarla,
- para probarse a si mismo cuanto es capaz de hacer y lograr.
Pero no siempre la decisión se inicia en el interior de la persona, pueden existir otros motivos que vienen desde el exterior (motivación extrínseca) y que las afectan igualmente en la realización de una actividad. Éstos pueden originarse en los diferentes ámbitos sociales y ambientales.
Dentro de estas variables se encontrarían las intervenciones de los agentes de salud como los médicos, profesores de educación física, entrenadores personales, etc. Y, por otro lado, los amigos, familiares, vecinos.
En este caso, los motivos sugeridos para iniciar la práctica de actividad física pueden o no estar alineados con una necesidad real o importante para la persona.
De haber una coincidencia entre la necesidad de la persona y el motivo o razón externa, sólo es cuestión de que los profesionales de la actividad física y del deporte, orienten a la persona de acuerdo a sus características físicas, biológicas, emocionales, sociales y cognitivas a elegir el tipo de actividad física, frecuencia e intensidad; junto con los objetivos que pretende alcanzar.
Ahora bien, al plantear una necesidad que no coincide con la personal, estamos frente a una de las principales dificultades con la que el profesional de la actividad física y el deporte se pueden encontrar.
Cuando la persona siente que la iniciativa y la posible futura actividad está inducida o controlada por eventos, personas o presiones externas, automáticamente aumentan los sentimientos de dependencia respecto al medio circundante y dificulta la posibilidad de que pueda encontrar el sentido de esa propuesta dentro de su vida y sus beneficios. Ésta situación es vivida como ajena a su realidad.
¿Cuáles son las conductas que motivan favorablemente a que una persona realice regularmente actividad física?
Es importante tener en cuenta que, para que una persona al menos escuche la posibilidad de iniciar un deporte, el cual fue sugerido o motivado externamente, la sugerencia deberá realizarse teniendo en cuenta predominantemente su realidad interna, sus necesidades; o dicho de otra forma, cuál sería el sentido de realizar esa actividad y de incluirla en su vida.
De esta manera la persona ya no vería la propuesta como algo completamente ajeno a sí misma, y allanaría el camino a que encuentre la propia motivación interna, sintiendo que una parte de su persona se realiza al practicar el deporte.
Seguidamente, para que la actividad pueda ser sostenida debe, como ya se señaló, ser elegida de acuerdo a sus características (biológicas, emocionales, cognitivas y sociales), pero predominantemente al grado de satisfacción que pueda encontrar en su realización, más allá del objetivo por el cual fue propuesta. Pues es la satisfacción que dicha actividad pueda brindar, la que va a sostener el compromiso y la persistencia.
Asimismo, se estimulará y ayudará a la persona a establecer sus propios objetivos, a planificar sus entrenamientos o a organizar su plan de entrenamiento.
Al establecer objetivos con la ayuda del deportista, el entrenador será consciente de lo que puede exigirle a la persona y, debido a esto, ella se sentirá efectivamente más implicada en la acción que emprenda.
Se considera que cuando las personas tienen definidos y asumidos sus objetivos, su conducta se dirige con mayor fuerza hacia el logro y alcance de los objetivos, los cuales actúan como reguladores de la acción, prolongan el esfuerzo en el tiempo, hay compromiso y ayuda a la elaboración de estrategias para conseguir la meta propuesta.
Es importante brindarle la oportunidad de emitir sus propias opiniones y asociarla a la toma de decisión con el fin de aumentar su sentimiento de participación.
El entrenador la guiará en el establecimiento de objetivos realistas, le enseñará a elegir tareas con dificultad adecuada a su potencial y capacidad. Las metas deberán ser un reto factible de realizarse, según sus capacidades físicas, técnicas y psicológicas.
Es conveniente desde el principio más allá de las metas u objetivos finales, establecer metas intermedias o a mediano plazo las cuales son puentes para las metas a largo plazo y desarrollan el sentimiento de competencia a medida que las metas de corto y mediano plazo son alcanzadas.
Este tipo de intervenciones tienden a aumentar la motivación intrínseca.
Lic. Jimena Martínez