Existen factores que condicionan la aparición de lesiones en el deporte, estos factores se hallan presentes en todo proceso de entrenamiento o competencia, en el que el deportista se encuentra en un estado de equilibrio dinámico, entre las fuerzas que provocan estrés y la capacidad del organismo para adaptarse. Cuando la magnitud de las fuerzas aplicadas sobre el organismo superan la capacidad de adaptación, se produce la lesión. Esta puede manifestarse de forma simple como un dolor muscular (mialgia), hasta una forma grave como una fractura ósea, o como lesiones de gravedad intermedia: contractura muscular, distensión o ruptura fibrilar, desgarro muscular o rupturas ligamentarias, tendinopatias, contusiones o heridas.
Las condiciones del deporte de alto rendimiento presentan, la mayoría de las veces, “situaciones limites”, donde el deportista se halla, podríamos decir, al borde de la lesión, en un equilibrio inestable, entre el estado de salud y el de enfermedad.
El conocimiento de estos factores permite actuar sobre la prevención, antes de la aparición de la lesión. Las fuerzas externas al organismo y las fuerzas que actúan sobre estructuras internas, se manifiestan como una “carga” impuesta sobre el deportista. Esta carga puede manifestarse mediante dos aspectos: a) a través del movimiento interno o externo, o b) a través de condiciones limites internas o externas.
Los movimientos externos al organismo que pueden condicionar una lesión pueden estar dados por una técnica de ejecución incorrecta, o por una periodización (programación de entrenamiento) incorrecta, o por una inadecuada velocidad de desplazamiento o una cantidad inadecuada de repeticiones del ejercicio.
Respecto al movimiento interno, las fallas pueden deberse a deficiencia de las condiciones metabólicas del deportista, a alteraciones de la coordinación muscular, o a déficit de las cualidades físicas desarrolladas (velocidad, agilidad, resistencia, fuerza, equilibrio).
Por otra parte, las condiciones limites externas a las que se halla sometido el deportista, están dadas por la superficie de juego o entrenamiento (Ej. : barro, arena o campo en mal estado), los implementos (Ej.: protectores y vendajes inadecuados), los adversarios (en deportes de contacto), las condiciones climáticas (lluvia o humedad y calor excesivos).
Las condiciones límites internas constituyen otro aspecto sobre el que se puede actuar en gran medida (en esto consiste el proceso de “entrenar al deportista”, estas son: la salud, la aptitud y las condiciones psicológicas. El deportista de elite es en cierta forma un sujeto “supersano” y “superapto”, supera (o debiera superar) la media de los estándares de salud, de aptitud física y de cualidades psicológicas para la competencia, de la población normal.
La mejor manera de evitar lesiones es gozar de una adecuada salud y especialmente de una gran aptitud física y condiciones psicológicas para afrontar el estrés de la competencia y del entrenamiento. Los deportistas con falencias de aptitud física o con alteraciones manifiestas (defectos posturales, exceso de grasa corporal, lesiones anteriores, presencia de caries dentales u otros procesos infecciosos, etc.), o alteraciones subclínicas (parásitos, colesterol o ácido úrico sanguíneo elevados, etc), tienen mayor riesgo de lesionarse.
La evaluación periódica de estos aspectos permite generar las condiciones óptimas para la máxima perfomance, previniendo la aparición de lesiones o enfermedades, o en los casos inevitables en que aparezcan lograr una rápida rehabilitación y retorno a la competencia.