Abstract
Como profesionales e investigadores del fenómeno deportivo nos preocupa el constante deterioro que en nuestro campo profesional se observa. Lejos de criticar a funcionarios, organizaciones deportivas, atletas o dirigentes, nos centraremos exclusivamente en el rol del trabajo de los entrenadores, pues somos nosotros, con nuestras acciones directas en el campo, quienes más influimos en el desarrollo deportivo de los atletas. Argentina viene siendo relegada deportivamente, ya no a nivel mundial u olímpico, sino a nivel panamericano y sudamericano. Esto debe llenarnos de preocupación, y al mismo tiempo permitirnos un espacio de reflexión para encontrar algunas posibles respuestas. En el deporte argentino pocas veces nos damos lugar para discusiones profundas acerca de cómo y por qué aplicamos un método de entrenamiento en particular. Mucho menos aún, debatimos y exponemos el impacto que el entrenamiento tiene de manera integral en cada uno de nuestros deportistas. En este contexto veremos cómo Darwin le ganó la pulseada teórica y empírica a Einstein en el deporte Argentino.
Palabras clave:
Entrenamiento deportivo, ciencia y conocimiento, profundización de saberes, imaginación conceptual.
En las pocas discusiones serias sobre entrenamiento deportivo que podemos observar en nuestro país, vemos que los ejes centrales de las mismas son la fisiología y los métodos específicos que la desarrollan. Es cierto que a veces podemos ver discusiones de otro tipo, sin embargo, son planteos que poco se apartan de los ejes señalados. Estas miradas parciales, plantean la preparación física como un aspecto sobrevalorado en el contexto del rendimiento deportivo. El discurso dominante legitima esta valoración pues no encuentra propuestas alternativas que superen el paradigma biologista mecanicista. A esta legitimación se le suman los intentos de apropiación de la educación física como campo experimental por parte de la medicina deportiva nacional, sin que esto derive en una equilibrada, inteligente y beneficiosa transferencia al campo real de la periodización deportiva.
Resulta llamativo que muchos entrenadores confronten desde lo discursivo con este paradigma ya que podemos observar que no pueden salir de él en la práctica, cediendo el campo profesional a otras áreas cuando “el entrenamiento deportivo, como fenómeno pedagógico, es el proceso especializado de la educación física,[1] orientado al logro de elevados resultados deportivos” (Cf. Matveiev, 2004: 11). En este contexto, cabe destacar que hay investigaciones que cuestionan la aplicación directa de los estudios de laboratorio, sin un estudio profundo del tipo de periodización a desarrollar en los entrenamientos dado que los resultados obtenidos tienen, en algunos casos, diferencias abismales con los esperados (Tucker y Dugas, 2009 y Straus y Tetroe, 2009).
Observamos sobre este aspecto dos situaciones muy particulares, por un lado aquellos colegas que tienen la posibilidad de acceder a estudios bio-médicos no los estarían utilizando adecuadamente en la planificación de sus periodizaciones. Por el otro, los colegas que no tienen acceso a estos estudios aplican inadecuadamente las teorías que debieran sostener sus planificaciones deportivas.
Debemos señalar que “la clave de todo el proceso de adaptación específica a la demanda impuesta está en los conceptos de homeostasis, estrés biológico, alostasis, y carga alostática - donde los cuatro están inter-relacionados en sus reacciones y respuestas biológicas al recibir un estímulo fisiológico o psicológico” (Laich, 2009).[2]
Por ello, la ley Laich resulta de crucial importancia en estos procesos: “entrenar solo lo necesario, no todo lo posible”. Esto significa que si bien las cargas deben llegar al máximo no deben mantenerse superando el límite integral de rendimiento, respetando absolutamente los tiempos de recuperación. De esta forma mantendremos una reserva potencial de entrenabilidad que nos permita nuevas recuperaciones y la consecuente adaptación a un nivel superior de rendimiento. Esto debe ser respetado especialmente al comenzar cada nuevo ciclo en el proceso de entrenamiento. Aquí deberíamos entrenar menos y mejor. Esa sería la clave.
En este contexto, podemos sostener que para muchos colegas ha resultado más sencillo aplicar cargas de entrenamiento estandarizadas aprendidas en cursos, seminarios y profesorados, que fundamentar sus prácticas profesionales en sólidas teorías. Las prácticas profesionales, en el momento de aplicar cierto tipo de periodización deportiva se justifican frecuentemente, desde el logro de algún resultado deportivo y no, desde el estudio y su aplicación científica a un deporte en particular. El proceso enmarcado por la prueba ensayo y error en la aplicación de planificaciones deportivas puede arrojar algún resultado positivo, es claramente una cuestión de probabilidad estadística. Sin embargo, una buena planificación deportiva y la clara toma de decisiones apoyadas ambas en las ciencias del deporte, aportarán mejores resultados. Siempre.
La práctica profesional en este contexto, se ve condicionada por la posición intelectual propia que cada entrenador sostiene. Ahora bien ¿sabemos qué es el entrenamiento para muchos entrenadores que hacen de él su campo de acción? Quizá si analizamos sus prácticas podamos inferir qué es lo que piensan, a pesar de que en sus discursos confronten con el paradigma clásico y dominante en Argentina. La superación total del empirismo (Navarro Valdivieso, 2003) debe ser un objetivo inexcusable para los profesionales que trabajamos en el campo deportivo; por eso resulta interesante reflexionar acerca de estos ejemplos. Trascendiendo el nombre de los actores, dado que las historias son reales, reflexionemos sobre los siguientes casos para analizar el contexto en que muchas veces se entrena deportivamente en nuestro país.
Casos
Una alumna de primer año del profesorado en educación física que es integrante de un seleccionado nacional femenino, consulta acerca de la pertinencia y sustento de una planificación de entrenamiento deportivo llevada adelante por los preparadores físicos de ese seleccionado, dado su constante estado de fatiga. Luego de analizar las características de la periodización y sus contenidos, le expresamos nuestra preocupación, observando que de mantener esas actividades, aun sin actividad física en la cátedra, una lesión en el corto plazo sería inevitable. Cabe destacar que el estado físico y de entrenamiento de la alumna era impecable. Transcurrido un mes desde la consulta los estudios médicos confirmaron la lesión. Cabe preguntar si los colegas no observaron que la planificación no respetaba los tiempos de recuperación mínimos entre una sesión de entrenamiento y otra. Podrán aducir que aplicaban bloques concentrados; aun así la planificación tenía serios errores.
Las lesiones en nuestro deporte son recurrentes, en todos los niveles y en todos los deportes, y no se deben precisamente a problemas alimenticios o nutricionales. Creemos que se deben a la sobre exigencia física que sufren los deportistas, más allá de lo que marcan las tablas de recuperación completas e incompletas de acuerdo con cada nivel de actividad. Nos eximimos de recurrir al doping como medio potencializador del rendimiento. Rechazamos su uso, planteando un respeto absoluto a los tiempos de recuperación individual de cada atleta en las periodizaciones deportivas.
En un congreso realizado en la ciudad de Buenos Aires dos expositores nos llenaron de estupor. Un conocido entrenador de la fuerza planteaba que para ser un buen entrenador hay que saber mucho de anatomía, lo cuál es cierto. Sin embargo, su visión resulto sólo una reducción a este aspecto. Yendo mas allá de la prudencia, expresó que los entrenadores argentinos estamos entre los mejores del mundo, incluso mejores que los estadounidenses. No hace falta que confrontar estas afirmaciones, basta ver los medalleros olímpicos y panamericanos para comprobar que esto no es así.
Otro expositor, también conocido entrenador, al preguntársele acerca del tipo de línea de entrenamiento que seguía con su atleta, expresó que él no seguía planificación alguna sino que aplicaba las diferentes periodizaciones que le proponían y probaba cuál le daba mejor resultado. Empirismo puro, ensayo y error, recetario sin sustento científico, ni metodología alguna de investigación. Recordemos que detrás de esto hay personas deportistas que lejos de querer ser utilizadas como ratones de prueba, confían en un profesional para que, con conocimiento y fundamentación los lleve a logros deportivos superiores.
La familia de un niño de doce años nos pidió nuestra opinión para saber por qué este no mejoraba en sus entrenamientos de esgrima. El chico, de sólidas capacidades coordinativas y condicionales veía su desarrollo estancado más allá de que su objetivo no era exclusivamente competir. El niño, con muy buen criterio, primero quería disfrutar de la actividad y ser un gran esgrimista, luego competir. Fuimos a ver su entrenamiento a cargo de un profesor calificado. La conclusión que sacamos fue que el niño no mejoraba por que ante un error, en vez de enseñarle, le pegaban con la hoja del florete en sus piernas o fuertemente sobre su máscara para que no cometiera más el error. Este es un caso testigo, sin embargo, la presión física, psíquica y social enmarca muchos entrenamientos, en múltiples deportes. No debemos confundirnos, cuando se plantea que debemos forjar el carácter y la voluntad a través del deporte, no nos estamos refiriendo a esto.
En este contexto recomendamos ver el documental Argentina y su fábrica de futbolistas del director Sergio Iglesias. Es revelador, contundente y paradigmático de un mundo del cual no se habla ni se discute en el ámbito deportivo pero sobre el que deberíamos empezar a debatir.
Finalmente, el caso de una Profesora que cursa la licenciatura en una universidad. Esta colega está investigando para su tesina de licenciatura los procesos de aprendizaje inherentes al deporte dentro de una importante institución deportiva de la ciudad de Buenos Aires. En este contexto el director deportivo de la institución, un importante colega del medio, es una fuente ineludible de consulta para su trabajo. Cabe señalar que él es quien planifica y organiza los procesos de aprendizaje deportivo. La profesora, al consultarle, entre otros temas, sobre bibliografía específica que pudiera recomendarle para su trabajo, recibió la siguiente respuesta: “No sé. Yo no leo”. Y no fue una broma. Entonces cabe preguntarse ¿cómo son formados los jóvenes deportistas de ese club?
Si se analiza en profundidad todos los casos, podremos sacar una conclusión común. Sólo seguirán dentro del deporte, sólo ¿mejorarán? su rendimiento y llegarán a los seleccionados nacionales aquellos que sobrevivan a todo este tipo de prácticas que nada tienen que ver con un exigente proceso de planificación deportiva. En este contexto, Charles Darwin diría que en nuestro deporte se observa como metodología de selección, la supervivencia del más apto (Darwin, 1995: 101 y ss.) Pero, ¿llegará el más apto para el más alto rendimiento deportivo o llegará el más apto para sobrevivir a este proceso empírico, infundado, con errores de planificación y sin fundamentación teórico – científica evidente?
Siguiendo esta línea argumental, nuestra opinión es que ser el más apto para una situación de entrenamiento en particular no significa tener todo el potencial para ser el mejor (Cf. Ibídem: 617). Así, muchas veces perdemos a los mejores (en todo el sentido deportivo y humano de la palabra) en favor de los más duros.Con relación a esto, el reconocido entrenador español, Dr. Julio Callejas de la Universidad del País Vasco ha señalado que muchos deportistas llegan a ser buenos incluso, a costa de nuestros errores.[3]
Es en este contexto que sostenemos que Darwin ha ganado en el deporte argentino.
Entonces, ¿qué es realmente el entrenamiento deportivo para los diferentes actores en cuestión? Como bien señalan Torres y Campos (2006), debemos investigar el fenómeno deportivo trascendiendo aspectos evidentes como la fisiología, métodos de entrenamiento o los diferentes sistemas estratégicos y sus efectos en atletas y equipos. Para nosotros, estos aspectos señalados (fisiología pura, métodos de entrenamiento, etc.) son en definitiva, puramente superficiales y de fácil apropiación intelectual. Lo que verdaderamente marca al deporte, al entrenador y al deportista es qué entendemos por entrenamiento dentro de un complejo sistema teórico que actúa sinérgicamente regulando sistemas de interrelaciones sociales y cognitivas en el ámbito de las actividades físicas y el deporte.Esta es una mirada sistémica dentro de un ámbito complejo donde el caos, lejos de mostrarse como crisis se nos presenta como la oportunidad de darle un ordenamiento a lo que no tiene.
Para nosotros, el entrenamiento deportivo es un proceso científicamente planificado, activo y constante en el que deben evolucionar gradualmente los niveles de rendimiento de manera amplia, buscando los máximos niveles de expresión integral de la personalidad a través de una actividad corporal y deportiva inteligentes, que comprenda la situación global de vida del deportista y de su desarrollo personal. Entendiendo esta actividad corporal y deportiva dentro de un contexto socio-cultural que acciona y condiciona a la persona que lo practica, es que analizaremos el fenómeno del entrenamiento deportivo.
El primer paso para seguir evitando la caída sistemática del nivel de nuestros atletas, es comenzar a profundizar nuestros conocimientos a través del estudio profundo y crítico de las diferentes teorías del entrenamiento. No podemos pensar en avanzar siquiera un poco si no es a través del estudio y la investigación profunda de nuestro campo disciplinar. El campo del entrenamiento requiere de un adecuado equilibrio entre experiencia profesional del campo propio de aplicación y el conocimiento científico que fundamente su acción.
Trascendiendo los modelos tradicionales de entrenamiento, debemos comenzar a proponer cambios estructurales, aplicando una inteligente imaginación activa que revierta el actual estado de decadencia deportiva. Sin embargo, con la imaginación por sí sola no basta, pues caeríamos nuevamente en el empirismo clásico del ensayo y error y en sus posibles aplicaciones recetarias.
Al respecto, Santamaría y Martínez (Cubero, et al., 2005: 168) plantean que “los individuos no tenemos una experiencia directa con el mundo, sino que más bien éste es experimentado o conocido a partir de las interpretaciones que de él hacemos. El significado no es así algo posterior a estas experiencias, más bien la propia experiencia es ya una interpretación, de tal modo que cuando actuamos lo hacemos en función des estas últimas”. De esta forma, podemos observar que para comprender e interpretar nuestra realidad profesional y deportiva debemos hacernos de un marco teórico sólido que nos permita experimentarlo desde un lugar privilegiado, el lugar del conocimiento.
Como bien señala Russel (1985), dentro del estudio de la teoría de la relatividad de Einstein, la imaginación es muy importante en la medida en que se domine el conocimiento abstracto de las teorías. Si conocemos en profundidad las leyes que regulan un campo de conocimiento en particular, entonces estaremos en condiciones de manipularlas y aplicarlas ingeniosamente en el campo de la práctica.
La comprobación constante en nuestro campo profesional es que se aplican modelos cerrados de entrenamiento con pequeñas adaptaciones, a pesar de venir de campos deportivos diferentes, que exponen una falta de análisis e interpretación abstracta y compleja de la problemática por resolver.
Los atletas no son cuerpos orgánicos, son sujetos que desarrollan su corporeidad buscando su trascendencia humana en el campo de la competición deportiva; deben desarrollar una corporeidad que se nutre de su propia historia, su emocionalidad, su circunstancia de vida y su determinación de llegar a la máxima expresión de su potencialidad. Sólo con fórmulas y cargas orgánicas, no se resuelve la constitución de un atleta de excelencia.
En contraposición al empirismo clásico, la reflexión crítica y la abstracción profunda de diferentes modelos teóricos de entrenamiento, permitirán hacernos de un inexpugnable poder práctico al momento de planificar diferentes procesos de entrenamiento deportivo independientemente del deporte que abordemos (Cf. Russel, 1985: 187).
Por ello, sostenemos que una vez planteados sólidos aprendizajes teóricos del entrenamiento deportivo, la imaginación activa, como señala Einstein, debe ser unas de las claves para promover propuestas superadoras. De esta forma se estaría dejando atrás la aplicación recetaria del mismo modelo de entrenamiento a diferentes deportes como estrategia de comprobación empírica de efectividad, dando lugar al estudio inteligente en la resolución de programas de entrenamiento deportivos integrales, centrados en el estudio del deportista en todas sus dimensiones humanas. La abstracción, a pesar de su dificultad, siempre será fuente de poder práctico.
En este contexto, el estudio profundo, la planificación, la comprensión integral del deportista y su entorno nos darán fuertes indicios acerca de cómo debemos encarar el desafío del rendimiento deportivo. Si a esto le sumamos el comienzo sistemático de investigaciones académicas en el ámbito deportivo que trasciendan la mirada biologista mecanicista, entonces estaremos dando los primeros pasos para revertir esta preocupante situación actual.
Finalmente, podemos decir que Darwin está ganando en el campo deportivo. Sin embargo, Einstein y él no son incompatibles dentro del entrenamiento, de hecho, ambos son necesarios pero adecuando sus roles.
Entrenemos apoyándonos en la inteligencia de Einstein, compitamos adaptándonos a las dificultades que nos plantea Darwin.
Bibliografía
Cubero, Mercedes, et al. (2005). Vigotsky en la psicología contemporánea. Cultura, mente y contexto. Buenos Aires, Miño y Dávila editores.
Darwin, Charles (1995). El origen de las especies. Barcelona, Planeta Agostini.
García Manso, Juan Manuel (2001). Alto rendimiento. La adaptación y la excelencia deportiva. Madrid, Editorial Gymnos.
Matveiev Lev (2004). El proceso de entrenamiento deportivo. Buenos Aires, Editorial Stadium.
Navarro Valdivieso, Fernando (2003). “Modelos de planificación según el deporte y el deportista”, Efdeportes. Revista Digital Buenos Aires. Año 9, Nº 67.
Russel, Bertrand (1985). ABC de la Relatividad. Madrid, Editorial Hispanoamérica.
Torres, César y Campos, Daniel (2006). ¿La pelota no dobla? Ensayos filosóficos en torno al fútbol. Buenos Aires, Libros del Zorzal.
Fuentes de Internet
Tucker, Ross y Dugas, Jonathan(2008). Consultado el 21 de agosto de 2009 01:14.
Straus, Sharon E.; Tetroe, Jacqueline ; Graham,Ian (2009). Defining knowledge translation. (pp. 165 a 169) Publicación de la Asociación Médica de Canada (CMJA). consultado el 7 de septiembre de 2009 01:15.
Prof. Dr. Ricardo Rio
Doctor en Ciencias de la Comunicación
Licenciado en Deportología
Profesor Universitario en Educación Física
Profesor Asociado de la Facultad de Actividades Físicas y Deporte
Universidad de Flores – República Argentina.
Coordinador del ciclo de Licenciatura en Actividades Físicas y Deporte
Orientación en Deportología.
[2] Comunicación personal del Dr. Guillermo Laich (PhD. MD.).
[3]Comunicación personal. El Doctor en Educación Física Julio Callejas es catedrático e investigador de la Universidad del País Vasco, y es uno de los investigadores más reconocidos en el ámbito del básquet mundial.