El Instituto de Obesidad, dirigido por el doctor Adelardo Caballero, recomienda la práctica deportiva regular y constante como uno de los principales factores para evitar la obesidad y el sobrepeso, permitiendo al mismo tiempo mantener un óptimo nivel en lo que a calidad de vida se refiere.
No en vano, el último informe sobre Riesgos de Salud a nivel Global, publicado en el año 2009, sitúa la falta de actividad física como el cuarto factor entre los causantes de muertes en nuestro planeta, sólo superado por el tabaquismo, la hipertensión arterial y el exceso de peso.
Este mismo estudio registra la inactividad física en sexto lugar al enumerar los factores causantes de pérdida de años de salud. En este caso, en primer lugar se encuentra, también,el tabaquismo, seguido del abuso de alcohol, del sobrepeso/obesidad y, después, de la hipertensión arterial y de la glucosa elevada. Tras la falta de actividad física, completan la lista otros agentes como el colesterol elevado, el consumo de drogas, riesgos ocupacionales y escaso consumo de frutas y vegetales.
Asimismo, y si se considera de modo conjunto la obesidad y la falta de actividad física dada su enorme relación, se puede establecer que entre ambas suman el 16,1% de las muertes anuales en todo el mundo; el 9,6% de pérdida de años de vida con salud y el 14% del gasto sanitario.
Al mismo tiempo, conviene resaltar que la aparición de ambos factores de riesgo se está adelantando en el tiempo, de modo que se instauran en personas cada vez más jóvenes, incluso desde la infancia.
Todas estas cifras adquieren un cariz todavía más preocupante si el estudio se completa con una visión general de los hábitos deportivos de la población española. Así, y según la última Encuesta Nacional de Salud, el 60% de la población adulta española es sedentaria, mientras que el 60% de los menores de 15 años no realizaron actividad física ningún día en la semana previa a ser preguntados.
Sobre esta base, el Instituto de Obesidad quiere alertar de las numerosas evidencias científicas que demuestran lo dañino que es para los seres humanos llevar una vida sedentaria.
No realizar suficiente actividad física es perjudicial porque el organismo humano está diseñado para moverse, y cuando no se utilizan los diferentes sistemas corporales nuestro cuerpo se atrofia y enferma.
Así, entre los beneficios demostrables científicamente que reporta la práctica de actividad se pueden destacar, entre otros, la reducción de la mortalidad; la prevención de enfermedades cardiovasculares y coronarias; la disminución de la presión arterial y la prevención de la hipertensión; la mejora de los lípidos sanguíneos y las lipoproteínas; la prevención del sobrepeso y la obesidad y la mejora de la distribución de la grasa corporal; la prevención y mejora de la diabetes mellitus tipo 2; la reducción de la incidencia de cáncer de colon; la mejora en el dolor lumbar, la artrosis y la osteoporosis; la mejora la calidad de vida y autonomía en las personas mayores; y la prevención y mejora de la depresión y la ansiedad.
Desde una perspectiva socio-sanitaria, una población físicamente activa es una población más sana, con mayor bienestar y calidad de vida. Además, en una población físicamente activa se reduce la presencia de enfermedades y de incapacidades. Todo ello sin olvidar las ventajas que reporta desde el punto de vista económico, con una importante disminución de la presión sobre el sistema sanitario y el ahorro de recursos que podrían destinarse a la atención de otras necesidades.