A mi aproximación al mundo de la Danza del Vientre o Danza Oriental (Raks Sharki), una de las más antiguas del mundo, solo puedo llamarlo de un modo: Mágico y Seductor…es descubrir que es la Danza de la Diosa que cada mujer lleva en su interior.
La mayoría de las personas sienten fascinación por el lenguaje del cuerpo, la exquisitez de los movimientos, la belleza de los gestos realizados con las manos y brazos y esa técnica que manejan las bailarinas que consiste en mover, de manera separada o disociada, la cadera del vientre y la parte superior del tronco, que aunque a ellas se les vea tan natural es un arte que requiere mucha práctica.
Igualmente, el vestuario sutil, femenino, colorido, las exóticas telas y pedrerías, que contribuyen a resaltar las formas de la mujer, permiten crear un ambiente sensual pero a la vez de fantasía y romanticismo.
Es así como la bailarina logra un equilibrio perfecto: De la cintura hacia arriba, con movimientos ondulantes y suaves, expresa lo etéreo, el cielo; y de la cintura hacia abajo, con sus pies aferrados a la tierra demuestra una conexión con la materia, la tierra.
Pero más allá de todo eso y del hecho de que como toda actividad física este tipo de baile oriental proporcione beneficios para la salud y bienestar físicos moldeando, esculpiendo y torneando el cuerpo, lo más interesante de la Danza Árabe es la unión perfecta entre cuerpo y alma.
Sus movimientos tienen un valor terapéutico ya que los órganos internos son estimulados a través de movimientos específicos de la región pélvica, abdominales y de respiración, ayudando de esta forma que la mujer se reencuentre consigo misma y con su cuerpo, a conectarse con su esencia, a redescubrir su sensualidad dormida, a amar su feminidad, a que aflore su lado sensitivo e intuitivo y a recuperar la confianza muchas veces perdida en medio de las tareas y el stress del día a día.
Pero también es una danza que nos permite expresar toda esa energía de ser mujer y como aprender a canalizarla produciendo, además, una liberación de las tensiones especialmente en la zona de la cadera y los muslos; y desbloqueando determinados centros energéticos (Chakras)
Y como la musicoterapia nos produce tantos beneficios psicológicos la música árabe no es la excepción y con la belleza de sus acordes, la sensualidad de su ritmo y la dulzura de sus notas producidos por sonidos primitivos con instrumentos como el laúd, el tar persa, el derbake y el rebab nos transportan a un mundo mágico y de ensueño. Como expresa la bailarina internacional Teresa Saba “En el cuerpo de la bailarina, el público debe ver música”.
Incluso, el hecho de que la Danza del Vientre posea una conexión tan estrecha con el embarazo, parto y post-parto de las mujeres y de que aquí radican gran parte de sus orígenes, muchas mujeres en embarazo la practican y se aprovechan de todos sus beneficios, no solo a nivel psicológico sino físico ya que fortalece los músculos pélvicos y todos los demás que participan en el parto. Siempre teniendo en cuenta que debe hacerse suavemente, de manera que sea un ejercicio de bajo impacto que no afecte al bebé pero que le permita a la futura madre seguir viéndose segura, hermosa y sensual para si misma y su pareja. que no afecte al bebé pero que le permita a la futura madre seguir viéndose segura, hermosa y sensual para si misma y su pareja.
Y por supuesto, el aprender a danzar genera curiosidad por conocer sobre la cultura árabe, su música, arte, gastronomía, religión, costumbres, folklore, lo que siempre es positivo y ayuda a las bailarinas a respetar y entender mejor su baile.
La Bailarina profesional de Danza Árabe, Samara quien reside en Caracas, Venezuela, nos dice a sus alumnas que para aprovechar los múltiples beneficios de esta Danza y llegar a dominar la técnica debemos practicar los movimientos y desplazamientos diariamente. Es importante asistir a clases regularmente y cuando se pueda inscribirse en seminarios y talleres, tanto de profesores nacionales como extranjeros. Y lo que siempre nos recalca: “Esta Danza Oriental debe ser interpretada de manera muy femenina y sensual pero no erótica ya que es de mal gusto y de lo que se trata es de demostrar la sensualidad, elegancia y sensibilidad de la bailarina” .
Además de disciplina, constancia, estudio y dedicación, el amor y la pasión son los motores más importantes que mueven a las mujeres a practicar esta hermosa y sensual danza porque como expresaba Khalil el Gilbran….el alma de la bailarina habita todo su cuerpo.
Lic. Susana Mafla
Periodista / Venezuela