Son muchos los científicos que opinan que el pensamiento de Dios, puede ser comprendido desentrañando todas las leyes que gobiernan el universo. Sin embargo, hay innumerables preguntas para hacerse aquí, en la Tierra. Incluso dentro de nosotros mismos, formando parte de nuestro propio cuerpo.
El hecho que la fibra muscular individual sólo pueda ejecutar su función contrayéndose al 100 % de su capacidad momentánea, o bien, permanecer relajada, por lo menos a escala microscópica, no es capaz de explicar la multiplicidad de funciones que los músculos pueden ejecutar a gran escala. Aunque la ley del todo o nada que gobierna la fibra muscular, impone límites muy bien definidos a su función (contracción o relajación), es incapaz de limitar todas las funciones de los músculos en sí mismos.
Aunque la fibra muscular individual puede solamente contraerse a su máxima capacidad y a la mayor velocidad posible (sólo moviéndose a la mayor velocidad posible, es como se puede producir una contracción completa de una unidad individual), los músculos pueden moverse a diferentes velocidades. Pueden producir puntos intermedios de contracción, pues son capaces de detenerse en cualquier punto de todo su recorrido de movimiento y producir allí una enorme cantidad de potencia.
De hecho, un músculo es capaz de producir más potencia estando detenido en cada uno de todos los puntos de su recorrido, de la que puede producir cuando intenta superar una resistencia levantando un peso durante la llamada contracción concéntrica, o positiva, que de hecho, es la fase más débil de toda la función muscular.
Para poder alcanzar cualquier grado de desarrollo muscular, el entrenamiento ha de ser dirigido hacia la producción de contracciones musculares intensas, que requieran del 100 % de esfuerzo de parte del individuo ejercitándose. Sólo así, es como puede dispararse, o ponerse en marcha, el mecanismo fisiológico cuyos actos bioquímicos, una vez completados, den como resultado la respuesta de adaptación en la forma de crecimiento muscular.
Las contracciones musculares de un 100 % de esfuerzo, solamente pueden ser alcanzadas llegando hasta el punto de fallo muscular en cada una de las series ejecutadas.
Pero si la resistencia impuesta por el equipo de ejercitación no es la adecuada, no pueden haber contracciones de 100 % de esfuerzo. Por ejemplo, una resistencia que sigue un recorrido que no coincide con la parte corporal movida por la contracción muscular.
Tampoco puede haber contracciones verdaderamente intensas si en la posición de contracción máxima de los músculos individuales, no existe una resistencia que requiera el reclutamiento de todas las fibras disponibles.
Tampoco pueden alcanzarse altos niveles de intensidad si la velocidad de ejecución de los ejercicios, es mayor a la velocidad de la contracción muscular. Porque, simplemente, para que un músculo necesite generar potencia para superar una resistencia, esa misma resistencia debe oponerse constantemente al movimiento del músculo en cuestión. Si la velocidad de ejecución es elevada, los músculos irán detrás de la resistencia sin que ésta se le oponga.
Así, mientras en apariencia, la persona que se ejercita ejecutando una gran velocidad de movimiento está levantando un peso “pesado”, en realidad, está lanzando el peso de la resistencia mediante un movimiento repentino. Lo cual, a los fines prácticos, resultará sólo en el incremento de la posibilidad de lesión; en vez de incrementar el nivel de capacidad funcional, que es específicamente lo deseado en todos los casos.
La función de los músculos esqueléticos, como ya expuse, posee ciertas características. La principal, es la contracción. Porque mediante la contracción, un músculo es capaz de producir el movimiento de su parte corporal relativa. Movimiento que es permitido por las articulaciones.
La contracción en sí misma, es una “fuerza de tiro”; así, todos los movimientos de cada una de las partes corporales son provocados por estructuras musculares que tiran. En efecto, los músculos son incapaces de hacer movimientos de “empujón”.
El movimiento de la contracción muscular se puede producir solamente tirando desde la inserción, o final, del músculo, hacia su origen, o principio del músculo. Aun en los movimientos donde el peso es empujado, alejándose del cuerpo.
Aunque la contracción muscular se produce prácticamente en una línea recta, el movimiento provocado en la parte corporal relativa es rotatorio; girando alrededor de un eje articular.
Todos los movimientos producidos en línea recta, se dice que son unidireccionales, o recíprocos. Y todos los movimientos rotatorios alrededor de un eje, se dice que son multidireccionales. Con la condición claro, que estemos tratando con una rotación simple, alrededor de un solo eje.
Cuando estamos tratando en cambio, con una rotación compuesta, alrededor de dos o más ejes articulares, se dice que es un movimiento omnidireccional, yendo hacia todas partes al mismo tiempo. Pero de este último tema hablaremos en otros artículos.
A los fines prácticos, la fuente principal de resistencia que encuentran las partes corporales, es la gravedad. Por supuesto, existen otras fuentes de resistencia como son la fricción, que se opone siempre a la dirección del movimiento; la energía acumulada en el tejido blando, que trata constantemente de mantener las articulaciones en la posición cero de relajación; y finalmente, la resistencia provista por el propio peso de la parte corporal ejercitada. Pero el peso que intentamos levantar al ejecutar un ejercicio, se basa en la fuente de resistencia provista por la gravedad de la Tierra.
La gravedad, es una fuerza en línea recta apuntada directamente al centro de la Tierra, siendo de esta manera, lógicamente, unidireccional.
Todos los movimientos en el mismo sentido de la gravedad, se dice que son hacia “abajo”; y todos los movimientos contrarios al sentido de la gravedad, se dice que son hacia “arriba”. Claro está, la dirección de la gravedad puede ser de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, o de abajo hacia arriba según el punto de la Tierra en el cual nos encontremos. Pero independientemente de esto, por nuestro punto de vista, la dirección de la gravedad es siempre hacia abajo. De esta manera, todas las fuentes de resistencia provistas por la gravedad, como puede ser una barra o mancuerna, están atrapadas en una eterna línea recta.
¿Y cómo podemos hacer para oponer una fuente productora de resistencia en línea recta, directamente en contra de una fuente productora de potencia rotatoria?
Muy simple, no podemos. Mejor dicho, podemos solamente en un punto de todo el recorrido de un semicírculo, como es el caso del curl de bíceps con barra; o en ningún punto cuando tratamos con varios semicírculos a la vez, como es el caso del squat, o sentadilla.
Por supuesto, la dirección de la gravedad puede modificarse mediante el uso de poleas, de abajo hacia arriba, como en el caso de las máquinas de jalones para dorsales. O hacia los lados, como en el caso de los remos. Pero a pesar de tan radical modificación, el problema persiste, porque la resistencia provista sigue siendo en línea recta.
Esto significa que, en el caso del curl de bíceps con barra, por ejemplo, la resistencia se opone directamente en contra del movimiento en un solo punto; a los 90º del recorrido, que es cuando las manos apuntan directamente hacia arriba, mientras la resistencia ejercida por la barra apunta directamente hacia abajo.
Si en este caso la resistencia es suficientemente pesada como para requerir un esfuerzo del 100 % del individuo ejercitándose; y al mismo tiempo, es suficientemente liviana como para que dicho individuo sea capaz de superar esa posición siguiendo con el movimiento, entonces la resistencia es balanceada, exactamente la correcta, en un solo punto del curl de bíceps con barra. Es decir, en un solo grado (los 90º) de todo el recorrido, que en el caso del curl es de un total de 160º; sin contar por supuesto, con el recorrido de supinación de la mano que es de unos 180º. Como ya saben, la supinación, o giro de la palma de la mano alrededor de la muñeca apuntando hacia la parte interna del antebrazo, es la función primaria del bíceps en el brazo superior. Así que todos los movimientos de curl de bíceps, deberían hacerse con las palmas giradas hacia arriba. Si lo que se busca es una fuerte contracción de tales músculos, que es lo deseable en cada caso.
Ahora, si aplicamos una resistencia que gire en un eje común con la parte corporal en movimiento. Entonces obtendremos una resistencia rotatoria y directamente opuesta a cualquier posible dirección del movimiento. Si las manos van hacia arriba, la resistencia va hacia abajo. Si las manos van en sentido diagonal hacia atrás, la resistencia irá en un sentido diagonal hacia delante. Aplicando resistencia rotatoria no tiene ninguna importancia hacia dónde va la parte corporal, la resistencia siempre se opondrá directamente en contra de cualquier posible dirección del movimiento. Pero aplicar resistencia rotatoria, aunque soluciona un problema muy importante, no es solución suficiente como para abastecer todas las características de la función muscular. Porque la fuerza de los músculos no es igual en todas las posiciones, sino que varía a medida que el movimiento avanza desde la posición de extensión máxima hasta la posición de contracción máxima.
La posición de extensión máxima es siempre la más débil. Y la de contracción máxima la más fuerte. Así, la resistencia debe variar en concordancia con este cambio en la fuerza posicional de los músculos implicados.
El curl con barra ofrece cierta variación desde el inicio del movimiento, cuando los brazos están completamente extendidos y la barra se encuentra frente a los muslos, hasta los 90º del recorrido, que, como ya dije, es cuando la resistencia alcanza su valor máximo. En este caso, la variación de la resistencia es provista por el cambio en el brazo de palanca existente entre el centro del eje de rotación, el codo; y el centro de la resistencia, o centro de la barra.
Al comenzar el movimiento, si trazamos una línea perpendicular que atraviese el centro del codo, y otra que atraviese el centro de la barra, si no están perfectamente alineadas, la distancia entre ambas es prácticamente cero. Esa distancia es el brazo de palanca; y al comenzar el movimiento es el menor de todos. Conforme el movimiento avanza, ambas líneas comienzan a separarse, incrementando la distancia y con ella la resistencia, hasta alcanzar el valor máximo a los 90º, donde la resistencia es la mayor de todas.
Pasados los 90º, la distancia comienza a disminuir rápidamente hasta el final del ejercicio, haciendo disminuir la resistencia al mismo tiempo. Al final del curl, cuando la barra se encuentra prácticamente frente al cuello; y los bíceps se encuentran en la posición de contracción máxima, que es la única posición en la cual los bíceps son capaces de reclutar todas las fibras individuales disponibles, resulta que la distancia perpendicular entre el eje de rotación y la resistencia es cero.
Por lo tanto, el valor de la resistencia es también cero. Justo en el momento en el cual una resistencia suficientemente pesada, como para obligar al músculo a reclutar a todas las fibras disponibles se hace imprescindible; resulta que no hay ninguna resistencia. Esto quiere decir, que si usted trabaja en el curl hasta el punto de fallo muscular momentáneo o punto en el cual ninguna repetición adicional puede ser ejecutada a pesar del mayor esfuerzo, sólo un máximo del 18 % de todas las fibras serán llamadas al trabajo de completar esa serie de curl.
La solución práctica para este problema vino del genial Arthur Jones, al aplicar la polea espiral a sus máquinas Nautilus. Pero contar con una polea espiral no soluciona todos nuestros problemas, porque cada grupo muscular posee su propia curva de fuerza, así, diferentes geometrías de poleas son requeridas en cada una de las máquinas destinadas al abastecimiento de la función muscular.
Además, supongamos que contamos con la polea espiral perfecta para un ejercicio determinado, ¿Cuál es su punto de partida? ¿En qué proporción debe incrementar la resistencia? ¿Hay algún punto en el que deba disminuir?
No se trata sólo de tener una polea de radio variable; sino que además de esto, cierto conocimiento adicional es requerido. Un conocimiento que iré volcando en cada uno de estos artículos.
Pero ahora puedo concluir con algo; la función muscular requiere:
- Resistencia rotatoria.
- Resistencia automáticamente variable.
- Resistencia balanceada.
- Resistencia directa.