En la actualidad existe un alto porcentaje de deserción de gente que comienza con programas de actividad física, con tasas de abandono que oscilan entre un 85 % y un 90%.
Los motivos fundamentales son la pérdida de motivación, el tiempo necesario para poder entrenar, la necesidad de mantener una regularidad para obtener los resultados planeados (que contrasta con el aumento de las obligaciones laborales y el incremento del tiempo necesario para los desplazamientos de un lugar a otro en nuestra vida cotidiana), y uno fundamental, el no tener con quien compartir la actividad.
Por lo tanto se pueden establecer determinadas estrategias que pueden servir para evitar la deserción.
- Está comprobado que existen lazos más fuertes y un mayor compromiso cuando se toma la responsabilidad de efectuar una actividad grupal. Existe una adherencia más baja en los programas en los cuales se ejercita solo, respecto de aquellos en los que se ejercitan en grupo.
Existen varias evidencias de que la adherencia de la persona al programa de ejercicios está directamente relacionada con la actitud de la pareja. Por ejemplo, en los hombres a quienes sus esposas brindaron un buen apoyo o los acompañaron en la actividad se demostró un 80% de nivel de adherencia, mientras que en aquellos cuyas parejas se mantuvieron neutrales o negativas la adherencia bajaba al 40%.
- Se ha comprobado que con una fuerte recomendación médica para la práctica de actividad física, las personas se tornan más proclives a ponerse en manos de entrenadores y comenzar con una planificación de ejercicios.
- Se sabe que es importante tener una regularidad dentro de la práctica de la actividad física, y parte de esto se obtiene incorporando las sesiones de entrenamiento como un componente más de la actividad diaria habitual. En la medida en que se acepte el compromiso de entrenar en forma constante, será más difícil que se abandone la práctica del entrenamiento.
- Fijar objetivos en la medida de las posibilidades. Si los mismos son ambiciosos, es probable que uno se frustre y de esa manera, abandone la actividad. En cambio, si la actividad es compartida es mucho más difícil poner objetivos inalcanzables.
- Si la actividad que se realiza es placentera, compartida y divertida causa mayor propensión a continuar con la misma. El juego ofrece variedad y diversión, especialmente ante los programas de fitness que no incluyen estas prácticas. Hay juegos que son muy completos y las personas, sin notarlo, ejecutan una actividad de alta calidad.
- Es importante que a través de una ceremonia grupal se realcen y reconozcan las metas propuestas. Esto constituye una motivación muy potente para seguir adelante e incita al grupo a continuar juntos.
Actividad física deportiva en jóvenes, individual o grupal
Beneficios:
- A nivel individual y en la experiencia del propio cuerpo
- A nivel grupal y en el sentimiento de pertenecer a un grupo
- A nivel del entorno social de los jóvenes.
A nivel grupal, el deporte puede contribuir al desarrollo de confianza entre los pares.
El joven debe ser capaz de confiar en los otros, experimentar un sentido de comunidad y conocer su posición dentro del grupo. En los deportes de equipo se fomenta también, además de la confianza, la responsabilidad para con uno mismo y con los otros.
Dentro del grupo se desarrollan reglas, y los jóvenes se familiarizan con alternativas a la violencia, la injusticia y la exclusión que con harta frecuencia experimentan en su entorno social inmediato. Aprenden a entablar relaciones leales que incluyen el respeto a la propia salud y a la de los demás.
En la atmósfera de confianza del grupo deportivo resulta más fácil traer a colación y discutir los temas delicados y los aspectos corporales de la vida.
Finalmente, el entorno social de los jóvenes también puede ser integrado directamente en el trabajo organizando eventos públicos o torneos especiales.
Lic. Prof. Oscar Incarbone
Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física
Consultor de UNESCO
