Miles de profesionales del fitness amplían sus conocimientos año tras año, con cursos formativos sobre aspectos técnicos importantes para su labor como instructores: biomecánica, ciencias del entrenamiento, anatomía, etc. Sin duda, todas ellas formaciones importantes, pero no por ello se puede dejar de aprender algo que puede “salvar vidas” y que, por tanto, es imprescindible: el conocimiento de “primeros auxilios”.
Durante la práctica de ejercicio físico se dan unas condiciones de esfuerzo especiales ante las que el organismo reacciona poniendo en marcha mecanismos reguladores. Pero a veces, el cuerpo no es capaz de mantener esos mecanismos y aparecen problemas cardiovasculares (infarto agudo de miocardio, angina, taquicardia,…), alteraciones respiratorias (hiperventilación, asma…), metabólicas (hipoglucemia) y/o neurológicas (crisis epilépticas,…). Por este motivo hay que plantearse la absoluta necesidad de que en los centros deportivos, por ser lugares donde se pueden producir este tipo de situaciones, debe haber siempre personal cualificado para realizar unos primeros auxilios, sencillos pero correctos, cuando sea necesario.
Actuación
En primera instancia hay que seguir unas normas básicas:
1º Tener claro que solo se actuará cuando se esté seguro de qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.
2º Transmitir seguridad, tranquilidad y entereza.
3º Intentar despejar el lugar.
En cuanto a la aplicación de los primeros auxilios debemos:
1º Examinar la situación.
2º Llevar a cabo una valoración primaria de la persona.
3º Avisar a los servicios de urgencias si es necesario y en caso de parada cardiorespiratoria iniciar las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar).
4º Realizar una nueva valoración.
5º Continuar auxiliando a la persona en función del resultado de los primeros auxilios prestados y dicha valoración secundaria.
Valoración de la situación
Recopilar toda la información (de la observación, testimonios...) que nos ayude a saber qué ha podido pasar, cómo, cuándo…y sobretodo cerciorarse de que no existe ningún peligro que pueda agravar la situación o producir más accidentados. Hay que garantizar la seguridad en el lugar; delimitar la zona, señalizarla (chalecos, conos…), si la zona es totalmente insegura, sólo se puede alertar a los servicios de urgencia (112) y dejar que ellos se ocupen de todo.
Valoración primaria
La valoración primaria es la más importante: consiste en evaluar las constantes vitales del accidentado (nivel de consciencia, respiración y circulación). Hay que realizarla siempre y lo antes posible, lo ideal es que no se tarde más de 60 segundos. Para que sea lo más rápida y ordenada posible se recomienda que la lleve a cabo una sola persona.
Éste es el orden a seguir:
*Nivel de consciencia: acercarse a la persona y hablarle en alto en busca de respuesta a los estímulos verbales. Si no obtenemos respuesta buscaremos una reacción a estímulos dolorosos (frotando los nudillos sobre el externón, introduciendo el pulgar por debajo de la clavícula…)
*Ventilación: En caso de no haber obtenido respuesta (persona inconsciente) se comprobará si la persona respira o no. Para ello tendremos que “ver, oír y sentir”: acercando nuestro oído a su nariz con la vista dirigida a su tórax, para ver si se expande la caja torácica, oír la respiración y sentir ésta en nuestra mejilla.
*Circulación: si no hemos encontrado respiración tomaremos el pulso siempre en la arteria carótida. Lo buscaremos con las yemas de los dedos índice y corazón y las situaremos a los lados de la tráquea (a la altura de la nuez de Adán en el caso de los hombres).
Tras esta valoración primaria podemos encontrar a la persona:
- Conciente, respira y tiene pulso
- Inconsciente, respira y tiene pulso
- Inconsciente, no respira pero tiene pulso
- Inconsciente, no respira y no tiene pulso
Actuación
Si las constantes vitales están bien realizaremos la valoración secundaria y después llamaremos al 112. En caso de ausencia de alguna de las constantes vitales llamaremos inmediatamente al teléfono de emergencia, comunicando la dirección donde nos encontramos, facilitando un número de teléfono donde puedan localizarnos y por supuesto, indicando la situación en la que se encuentra el paciente (constantes vitales, presencia de hemorragias, heridas…) con el mayor detalle posible. Si no hay riesgo y estamos seguros de saber actuar, iniciaremos las maniobras de RCP para estabilizar al sujeto. La valoración secundaria sólo se realiza cuando la persona está estabilizada: un examen físico exhaustivo desde la cabeza a los pies por si requiere otros auxilios (cura de heridas, control de hemorragias, inmovilizaciones, reevaluación de las constantes vitales cada 5 minutos…).
Marta Barbado Villalba
Diplomada en Enfermería por la UEM.
Especialista en Urgencias Médicas, primeros auxilios y vendajes funcionales.
Profesora de los cursos de formación organizados por VALGO INVESTMENT.