El Instituto de Obesidad, dirigido por el doctor Adelardo Caballero, quiere alertar sobre el importante incremento experimentado por las cifras de obesidad infantil en nuestro país que, según cifras del último estudio avalado por el Ministerio de Ciencia y liderado por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), sitúa en un 19% el número de menores españoles obesos.
Esta cifra supone superar el 16% registrado por Estados Unidos, y se agrava si se considera que un 45,2% de niños presentan problemas de exceso de peso, ya sea sobrepeso, 26,1%, u obesidad 19,1%.
España tiene, además, casi un 39% de la población adulta con sobrepeso y un 14,5% con obesidad. De mantenerse este ritmo de incremento, se prevé que, en 2030, el 37% de los hombres y el 33% de las mujeres españolas padezcan la enfermedad.
Para tratar de mejorar la situación, ha de de paliarse el importante déficit alimentario que sufren nuestros menores. Hoy en día al desayuno se le dedica un tiempo completamente insuficiente. Según el estudio EnKid, manejado por el Ministerio de Sanidad, el 6,2% de la población infantil y juvenil española no desayuna habitualmente, existiendo una relación clara entre este mal hábito alimenticio y la obesidad. Además, casi un 60% de los niños dedica al desayuno menos de 10 minutos, factor agravado por el inicio del curso escolar, lo que se asocia a una baja calidad nutricional.
Asimismo, el resto de comidas del día tampoco resultan mucho más ventajosas, considerando un marco social y educacional en el que los menores invierten muchas horas al día delante de la tele o del ordenador, y comen en tiempos mucho menores que hace unos años, ya sea en casa o en la escuela.
De hecho, la importancia de los tiempos, así como la calidad de la comida, resultan fundamentales como factor de prevención para la obesidad y el sobrepeso infantil y juvenil. En estos momentos, las dietas tradicionales han sido remplazadas por otras con una mayor densidad energética, lo que significa más grasa, principalmente de origen animal, y más azúcar añadido en los alimentos, unido a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra.
Desde el Instituto de Obesidad se quiere hacer una especial incidencia en la necesidad de educar en los hábitos alimenticios de los menores como la mejor forma para afrontar este inicio de curso, sin olvidar que una dieta equilibrada es importante en todas las épocas de la vida, pero más especialmente, si cabe, durante el desarrollo de la infancia.
Así, ha de apostarse desde un primer momento por una alimentación variada y equilibrada. En este sentido, los cereales, las patatas, la fruta o la verdura han de figurar entre las bases de una correcta alimentación, moderándose el consumo de grasas, especialmente de origen animal, y de azúcar. Todo ello sin olvidar la importancia del ejercicio físico como factor de desarrollo en estas edades.