En ese marco, el DEPORTE
es un fenómeno cultural (superestructural) que se originó en
los primeros agrupamientos humanos como expresión mística y modo de
perfeccionar la lucha por la supervivencia en un medio hostil; y que
evolucionó hasta alcanzar en nuestros días la enorme importancia
económica (infraestructura) que se evidencia en los balances
de las fábricas multinacionales de indumentaria deportiva, en
estadios y gimnasios, en los costos de la publicidad en
transmisiones de espectáculos deportivos, etc.; hasta tener un
trascendente peso político (estructural) que se inició
orgánicamente en Inglaterra cuando a partir de ARNOLD el
DEPORTE fue instrumento esencial en la formación de los futuros
funcionarios de la corona, tanto en la metrópoli como en las
colonias, y que hoy es sustento efectivo de políticas internas (educativas,
sanita rias, sociales, etc.) o internacionales (Cuba,
U.S.A., etc.); la facilidad que como fenómeno cultural tiene el
DEPORTE para traspasar sin problemas fronteras geográficas,
idiomáticas y sociales, lo han llevado a constituirse en un
instrumento de interpenetración cultural tremendo, a la par
paradójicamente, de ser herramienta de cohesión comunitaria gracias
a ese fenómeno aún poco investigado científicamente de la "identificación".
Se hace evidente
entonces que la POLÍTICA DEPORTIVA es una responsabilidad ineludible
del ESTADO, que actuará por acción u omisión, según la ideología de
quienes lo conduzcan, pero nunca ignorando el tremendo poder que el
DEPORTE detenta.
ESTADO Y
POLÍTICA DEPORTIVA
Si la POLÍTICA
DEPORTIVA es responsabilidad del ESTADO, la primer obligación de un
"Estado activo" en colaboración y complementación con los
sectores público y privado (organizaciones deportivas libres),
es elaborar un MODELO DEPORTIVO abarcativo, que incluya al Deporte
para Todos, al Deporte Escolar y al Deporte de Alta Competición; y
que determine los modos de realizar la Formación Deportiva de Base,
la Detección de Talentos, la Formación de Recursos Humanos (dirigentes,
técnicos, árbitros y jueces, voluntarios, etc,). La creación de
un Centro Nacional de Información y Documentación con filiales
regionales, que permita a todos estar actualizados con los últimos
desarrollos mundiales, y del mismo modo un Centro Nacional de
Infraestructura e Implementos con sus filiales regionales, que
abarate costos, que asesore, que certifique calidad y encuadre
reglamentario de escenarios e implementos deportivas, y que enseñe
modos y técnicas de mantenimiento (hoy sin excepción sub
mantenidos en nuestro país).
En el pensamiento
opuesto, tenemos lo que se ha dado en llamar el "Estado liberal"
(neo o arqui), que parte de la concepción de la necesidad del
desarrollo espontáneo y libre del DEPORTE en lo declarativo, pero
que en los hechos es dirigido y condicionado. A modo de ejemplo
anecdótico recordemos que durante el gobierno del Sr. Martínez de
Hoz, los atletas (pertenecientes mayoritariamente a la clase
media baja) tenían que pagar con un recargo del 300% los
implementos de su especialidad en gran parte importados, en tanto
que el mencionado jefe de ese sangriento golpe de estado, liberó de
derechos de importación a 300.000 pelotitas de golf (deporte
practicado por los sectores de altos ingresos).
Es obvio para
nosotros, que el DEPORTE, como todos los otros componentes de la
Cultura, exige una activa política estatal de promoción y
desarrollo, dirigida fundamentalmente a su difusión masiva con
objetivos sanitarios, educativos y sociales explícitos, y permanente
supervisión del cumplimiento de los mismos; con una efectiva y real
federalización del desarrollo deportivo (en nuestro fuero interno
estamos convencidos que los secretarios de Cultura y de Deportes
debieran recorrer el país por lo menos dos veces por año, y no
precisamente como turistas).
Las Universidades
Nacionales deberían asumir, tal como ya lo hizo la de Tucumán, la
función formadora de docentes, técnicos, dirigentes e investigadores
que la sociedad está demandando. Universidades Nacionales y Estado
Nacional debieran trazarse un programa de desarrollo deportivo en
las comunidades marginadas, con participación de las provincias y
municipios.
Pero existen
dificultades, señalemos por ejemplo, que a nivel de referentes de
los partidos políticos democráticos, no hay todavía una clara
conciencia sobre el carácter masivo y el alto contenido de
espontaneidad propios del deporte cualquiera sea la especialidad de
la que hablemos, lo que le da una profunda influencia sobre la
comunidad. Solo visualizan el deporte comercial que difunden
mayoritariamente los medios de comunicación
Todavía hay quien
piensa que sacarse una foto con un futbolista con mucha prensa (que
no siempre coincide con méritos técnicos reales) es hacer
política deportiva, o que lo es regalar 11 camisetas de fútbol a un
equipo de barrio.
Y para mencionar a
los dos extremos de las ideologías políticas, tanto Cuba como los
Estados Unidos de Amé rica del Norte tienen absolutamente en
claro el valor sociopolítico y económico del deporte.
Alguna vez habrá
que hacer el balance de las divisas que ingresan al país
centroamericano como consecuencia de los logros de sus deportistas,
entrenadores, médicos deportólogos y dirigentes distribuidos por
muchísimos países del mundo; y esto sin mencionar la cohesión
política interna que significan esos éxitos. Agreguemos además las
divisas que dejan entrenadores y deportistas que van a
perfeccionarse a ese país, y en los que en muchos casos se despierta
adhesión política.
Si bien la
concepción neoliberal del Estado, reinante en la nación
norteamericana, hace que no tenga un ministerio de deportes, esa
función la cumple (como en Italia) su Comité Olímpico
Nacional, subvencionado indirectamente con cifras fabulosas mediante
la desgravación impositiva a los aportes empresariales. A modo de
ejemplo, una poderosa terminal automotriz paga anualmente una cifra
que quintuplica (ese solo soportador) el presupuesto de
nuestra Secretaria Nacional de Deportes, para que los dirigentes
del Comité usen sus automóviles, y para que camiones y ómnibus que
usa ese Comité Olímpico sean de su marca, vehículos que obviamente
renueva gratuitamente cada dos años.
Cuantas divisas
ingresan a nuestro país, muchas veces en negro, por la venta o
transferencia de jugadores de fútbol, remesas de dinero de
deportistas argentinos exitosos en el exterior, caballos de polo
vendidos en otros países? Cuantos trabajadores de la construcción de
Mar del Plata estuvieron ocupados gracias a la cantidad de
departamentos que compró Guillermo Vilas en su esplendor? Es
impostergable una política del Estado Nacional para que eso se
controle y aumente. Creemos necesaria una política de promoción para
la industria nacional de implementos deportivos, y para las
editoriales nacionales de temas deportivos, ahorrando divisas en la
compra de esos insumos en el extranjero.
Y en otro orden de
cosas, necesitamos una política nacional de fomento y desarrollo de
Torneos Intercolegiales Masivos, de Torneos Infantiles y Juveniles
Masivos, de Departamentos de Medicina Deportiva en los Hospitales
Públicos para Niños de todo el país.
Una política de
Deporte para la Salud, de Deporte para la Recuperación real de
Menores recluidos, de integración de Discapacitados, más allá de los
esfuerzos aislados existentes.
Las políticas de
Estado implican determinar objetivos, planificar los pasos para
alcanzarlos, su ejecución, el monitoreo sistemático de logros y
fracasos, corrección y ajuste permanente y publicidad constantes de
éxitos y fallas para que la sociedad en su conjunto se comprometa
con el proyecto. Todo lo otro es parche.
DEPORTE Y CRISIS
SOCIAL
La desocupación, la
pobreza extrema, el desarraigo
originan
situaciones de marginación. Los tres ejes principales de la
integración social: el trabajo, la cultura tradicional y la lengua,
se muestran insuficientes para con seguir dicha integración sí en el
trabajo, la baja calificación profesional limita a los empleos
socialmente menos prestigiados y peor remunerados, por lo que la
falta de recursos económicos o de trabajo conduce a la segregación
social.
Desde el punto de vista cultural, el bajo nivel
educativo, y los distintos anclajes culturales de procedencia, la
comprensión y el acceso a los bienes culturales comunes, exige una
adaptación que no siempre consiguen con lo que su capital cultural
es cada vez es menor y la segregación aumenta.
En cuanto al tercer eje, la lengua, es
reconocido por todos como vehículo indispensable para la
integración, es un elemento que no se adquiere suficientemente a
causa de la propia segregación.
Frente a estas carencias, la integración a
través del deporte puede proporcionar un marco de interacción social
espontáneo y en el que los valores personales sufren menos
condicionamientos que en otras actividades. El lenguaje deportivo,
por otra parte, es un lenguaje directo, simple y casi universal, que
puede ser comprendido por todos. Hasta cierto punto, la práctica
deportiva no elige a los jóvenes por su procedencia, clase o
situación económica, sino básicamente por su eficacia.
Las situaciones excepcionales aumentan con las
crisis, y ya sean transitorias o permanentes, el deporte también
desempeña un papel importante. Destaquemos entre ellas a las
cárceles, centros de reclusión de jóvenes delincuentes o
recuperación de drogadictos.
Diversas organizaciones internacionales han
aludido repetidamente a las posibilidades del deporte como medio de
rehabilitación y han aprobado recomendaciones al respecto. El
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas ya en 1957 aprobó
resoluciones sobre el tema y más tarde, en 1987, lo ha hecho el
Consejo de Europa en un comité de ministros sobre reglas
penitenciarias europeas. Todas ellas insisten en la necesidad de que
los reclusos realicen ejercicios físicos apropiados a través de
programas de Educación Física y recreativa.
Obviamente esto exige la formación de
profesionales especializados y con características claramente
definidas. Más allá de la necesidad urgente de un replanteo total de
la política global de tratamiento de la problemática de la
minoridad.
Finalmente, el DEPORTE es una herramienta de la
Salud, la Educación, la Política, la Economía y la Cultura; ofrece
grandes ventajas de uso por sus características, pero esas mismas
características lo pueden transformar en perjudicial y dañino según
quién lo use y a que políticas sirva. |