1.- Concepto de cualidades Físicas Básicas
La interpretación de la especificidad es clara cuando consideramos el
perfil físico requerido para un estilo de vida determinado. Mientras que
el atleta trabaja para aumentar su buena forma física hacia algún nivel
de excelencia, el no-atleta puede trabajar para compensar los daños
ocasionados por su estilo de vida. Así, el conductor de camión hundido
detrás del volante emplea poco los músculos abdominales o los de la
espalda y debe, en consecuencia, tratar de mejorar el tono muscular en
estas áreas.
La definición de la carga elegida por el entrenador depende de las
cualidades físicas particulares que precisan ser desarrolladas. Por
ejemplo:
1. Fuerza: el trabajo fuerza-resistencia la propia carga (de peso).
2. Supone un aumento de: el trabajo está utilizando una carga, lo cual
impone algunas exigencias sobre la fuerza, y aumentando el número de
repeticiones del ejercicio.
3. Resistencia cardiovascular: la sobrecarga está aumentando la duración
del tiempo durante la cual una persona puede continuar un ritmo sostenido
de esfuerzo que impone demandas muy ligeras sobre la fuerza.
4. Resistencia anaeróbica: la sobrecarga está aumentando el número de
repeticiones de un ejercicio por unidad de tiempo en presencia de factores
de resistencia.
5. Velocidad: el trabajo está sencillamente ejecutando una tarea más
deprisa.
6. Fuerza explosiva: el trabajo es el aumento de una carga mientras que se
mantiene la velocidad del movimiento.
7. Flexibilidad: el trabajo supone una acción de las articulaciones
forzando sus limites presentes.
La reversibilidad interpretada para el no-atleta o para el atleta dará
una indicación de cuanto ejercicio se necesita cada semana para mantener
un grado razonable de buena forma física. Se cree que para el no-atleta són
necesarias un mínimo de 2 ó 3 unidades por semana, mientras que el
atleta se somete con frecuencia a 2 ó 3 unidades de entrenamiento al día.
El mínimo se empleará por la mayoría de los no-atletas, por ejemplo Día
1: «jogging» y ejercicios de flexibilidad, Día 2: entrenamiento en
circuito, y «jogging», Día 3: alguna forma de actividad física
recreativa. Por otro lado, sería ideal el incorporar a la rutina diaria
alguna forma de actividad física y de entrenamiento regenerante.
2.- Velocidad
2.1 Concepto de Velocidad
La velocidad en la teoría del entrenamiento define la capacidad de
movimiento de una extremidad o de parte del sistema de palancas del
cuerpo, o de todo el cuerpo con la mayor velocidad posible. El valor máximo
de tales movimientos será sin carga. Así, el brazo del lanzador de disco
tendrá la velocidad más alta en la fase de lanzamiento si no se sostiene
ningún disco y la velocidad se reducirá a medida que el peso del
instrumento aumente en relación con la fuerza absoluta del atleta.
La velocidad se mide en metros por segundo, como, por ejemplo, al
cuantificar el valor de la velocidad correspondiente a la acción de mover
una parte del sistema de palancas del cuerpo en relación con otra; la
velocidad hacia delante del cuerpo al esprintar o en un punto del despegue
al saltar; y la velocidad de los instrumentos y de las pelotas al
soltarlos o al ser golpeados. El tiempo empleado para desarrollar una
cierta tarea puede considerarse también como una medida de la velocidad
del atleta. El número de repeticiones de una tarea dentro de un corto período
de tiempo puede considerarse como un índice de velocidad. Por ejemplo, el
número de series repetidas en una carrera de relevos a lo largo de 5
metros en 20 segundos. El material de medición incluye cronómetros, células
fotoeléctricas acopladas a dispositivos de impresión, técnicas
cinematográficas basadas en la velocidad de la película, placas
sensibles, etcétera.
La velocidad es un factor determinante en los deportes explosivos (por
ejemplo, esprints, saltos y la mayoría de los depones de campo), mientras
que en las competiciones de resistencia su función como factor
determinante parece reducirse con el aumento de la distancia. Al igual que
con la característica de la fuerza, la contribución relativa de la
velocidad en cada depone varía según las exigencias del depone, el
bio-tipo del atleta y las técnicas específicas practicadas por el atleta.
En consecuencia, la distribución de las unidades de
entrenamiento de la velocidad y la naturaleza y número de las
prácticas son extremadamente variadas.
La velocidad puede ser un factor determinante directamente, como por
ejemplo en, la reacción a la pistola en la salida, o indirectamente, como
por ejemplo, en el desarrollo de la energía cinética al saltar. La
diferencia entre directa e indirecta es que, con la primera, se busca la
velocidad máxima mientras que con la última se requiere alguna velocidad
óptima para permitir una expresión máxima de la fuerza adecuada. En
consecuencia, es importante tener presente que la velocidad aumenta pero
que ello no lleva necesariamente a una mejora del rendimiento. El modelo
de velocidad y aceleración de los movimientos relacionados debe ser
sincronizada de modo que cada parte del sistema de palancas pueda hacer
una contribución óptima de fuerza. Por ejemplo, no tendría sentido el
iniciar el movimiento del brazo para lanzar el disco tan deprisa que
iniciase su contribución antes que las piernas y el tronco, ni beneficiaría
al saltador de longitud el tener tanta velocidad horizontal en la tabla
que no le permitiese disponer de suficiente tiempo para que la pierna que
da el impulso del despegue expresase la fuerza requerida para la elevación
vertical.
2.2 Tipos de velocidad
Velocidad de reacción.
Aunque es un factor marcadamente hereditario y es poco influenciable por
el entrenador; los atletas, en especial aquéllos que efectúan las
salidas de tacos, realizan acciones desde posiciones variadas y distintas,
repitiéndolas innumerables veces para automatizar el gesto, utilizando
estímulos distintos (sensitivos, auditivos, táctiles), pero haciendo
mayor hincapié en los auditivos que van a ser los que van a proporcionar
la imagen del acto a ejecutar.
Tiempo de recuperación total: 15-20 horas.
Velocidad de romper la inercia.
Esta capacidad debe conseguirse con un entrenamiento exhausto de fuerza,
porque si la velocidad de traslación depende en gran medida, entre otros
factores, de la velocidad de contracción, esta depende de la fuerza.
Entonces aplicaremos para aumentar esta capacidad el entrenamiento de
fuerza reseñado en el apartado correspondiente.
Tiempo de recuperación total: 24-48 horas.
La propia velocidad máxima.
Basada en la técnica y la coordinación. Mejorando, por lo tanto, directa
o indirectamente, los parámetros de amplitud y frecuencia para hacer la
carrera.
Tiempo de recuperación total: 15-20 horas.
2.3 Principios fisiológicos de la velocidad
La estatura
No existe limitación alguna de estatura en un velocista, aunque la estadística
ha demostrado que los grandes especialistas de la velocidad en pista,
miden entre 1,65 metros y 1,90 metros. Los técnicos coinciden en asegurar
que el exceso de altura es más un impedimento que la falta de talla física
a la hora de formar un gran velocista de 100 y 200 metros lisos.
El peso
El velocista debe ser un atleta armónico que tiene que estar en su peso
justo. Hay que tener en cuenta que los velocistas eliminan muy mal las
grasas y por tanto deben extremar sus precauciones a la hora de encontrar
una dieta sana y equilibrada. Los últimos análisis de porcentajes de
grasa en atletas han revelado que son los especialistas de 400 metros
lisos, maratón y 100 metros lisos los que tienen menos cantidad de grasa
en sus cuerpos.
La calidad de las fibras
"Un velocista nace, pero tiene que hacerse con el tiempo". A más
de un gran entrenador le hemos oído esta frase alguna vez, pero ¿por qué
nace el velocista? La respuesta es simple: porque tiene un gran porcentaje
de fibras explosivas en su cuerpo.
En los músculos se pueden distinguir varios tipos de fibras: rojas
(lentas), mixtas (rápidas con capacidad aeróbica) y explosivas (rápidas
con capacidad anaeróbica para esfuerzos muy cortos). El número de estas
últimas es el que caracteriza al velocista de 100 y 200 metros lisos.
La musculación
En los últimos años, la musculación se ha convertido en un factor clave
del velocista, hasta el punto de que algunos técnicos comparan la imagen
de estos corredores con la de los culturistas. Cada vez resulta más raro
encontrar a un velocista que destaque por su exagerada delgadez y se
tiende, por el contrario, al velocista potente, fuerte y musculoso.
Algunos atletas, como el actual recordman mundial de los 100 metros lisos,
Ben Johnson, acompañan su habitual trabajo de musculación a través de
pesas con fuertes sesiones de masaje que sirven para mantener relajada la
masa muscular.
La nutrición
En un velocista, el principal gasto en sus entrenamientos se produce en
los hidratos de carbono. El glucógeno muscular juega un papel fundamental
porque estos atletas trabajan especialmente el aspecto anaeróbico.
Por decirlo de alguna manera, glucógeno es la "gasolina super"
de los corredores de 100, 200 y 400 metros; por eso deben reponerlo
diariamente a base sobre todo de los hidratos de carbono complejos. El
almidón que contienen la mayoría de los vegetales es un ejemplo claro de
este tipo de nutrientes.
Los velocistas tienen mayores dificultades para eliminar grasas; por las
características de su entrenamiento no queman casi esas reservas. Por eso
deben llevar mucho cuidado con no pasarse con los dulces y con la ingestión
de grasas. Les cuesta mucho eliminar ese tipo de sustancias y, a la
postre, el exceso del peso puede ser muy negativo en la carrera de un
velocista.
Para asimilar adecuadamente su dieta de carbohidratos, estos atletas deben
beber bastante, ya que el glucógeno se almacena hidratado en el
organismo.
El mecanismo de almacenamiento de glucógeno, como hemos apuntado,
necesita la suficiente cantidad de agua. Si se produjese una carencia en
su hidratación, estos atletas podrían sufrir calambres.
2.4 Test para medir la velocidad
Todos los tests que miden la velocidad tienen como característica común
su corta duración. Esto es debido a que la velocidad máxima sólo se
puede mantener durante un espacio corto de tiempo, aproximadamente de diez
segundos, y más allá de este tiempo la velocidad decrece. La misma
carrera de 100 metros lisos no se realiza a una velocidad constante:
durante los primeros metros se acelera, después suelen transcurrir unos
metros en los que se mantiene esta velocidad, y finalmente en los últimos
metros suele decrecer ligeramente. Si se quisiera medir el pico de
velocidad en esta prueba deberíamos hacerlo una vez que ya se ha
acelerado y antes de que la velocidad empiece a decrecer. A este tipo de
medición se le llama velocidad lanzada.
2.5 Sistemas de entrenamiento de la velocidad
El desarrollo de la velocidad para competiciones de pista ha sido
extensamente documentado y proporcionará útiles conocimientos generales
de la práctica del desarrollo de la velocidad en otros deportes.
Intensidad
La intensidad de las cargas de entrenamiento para el desarrollo de la
velocidad comienza alrededor del 75% del máximo. Aquí, el atleta está
aprendiendo, a una intensidad relativamente alta, aquellos ajustes
necesarios para mantener el paso o el ritmo de una técnica mientras que
el tiempo es sometido a presión. Gradualmente, el atleta va avanzando
hasta el 100%. No obstante, la progresión exige que el atleta intente
sobrepasar los límites de velocidad existentes. El ensayo de la técnica
a intensidades que penetren en terreno nuevo, está claro que no es
posible en gran volumen por razones que van desde la concentración mental
hasta la producción de energía. Esta es la razón por la que se toman
medidas para facilitar el proceso de aprendizaje entrenando atletas a
grandes alturas, reduciendo el peso de los instrumentos, etcétera. A
igual que con las prácticas de entrenamiento de fuerza, el atleta debe
tener el dominio de la técnica antes de buscar progresar en la ejecución
de la técnica a velocidad. La secuencia del desarrollo es:
- Desarrollar un nivel de preparación general que permita aprender una sólida
técnica básica.
- Aprender una técnica básica sólida.
- Desarrollar un nivel de preparación específica que permita una
progresiva sofisticación de la técnica.
- Desarrollar la técnica en velocidad.
Los componentes técnicos deben aprenderse y estabilizarse a velocidades
lentas. No obstante, desde el principio hay que estimular al atleta para
que consolide la técnica acelerando el nivel de intensidad. Ello es
necesario puesto que el traspaso de la técnica aprendida a una velocidad
lenta a las exigencias de una velocidad máxima es generalmente muy
complejo. Con este fin, se emplean prácticas de esprint allí donde el
atleta corre una distancia de, digamos, 75 metros, se concentra en la
perfección de la acción de correr durante 40 metros y luego eleva la
velocidad de la carrera durante 35 metros. O de nuevo, un componente técnico,
tal como los ensayados en los ejercicios para esprintar, es ejercitado
durante 25 metros y luego el atleta acelera gradualmente hasta una
intensidad casi máxima durante los siguientes 50 metros. Un vallista pasa
por encima de tres vallas con 5 ó 7 zancadas entre ellas, luego esprinta
por encima de tres vallas con el modelo normal de tres zancadas. Un
jugador de tenis disminuye la velocidad del servicio hasta el nivel que le
permite colocar la pelota con precisión en el área de servicio, y «sentir»
la sincronización de cada elemento de la técnica. La idea es el conectar
con el ritmo de la técnica como una de las bases para el desarrollo,
aumentando luego el ritmo pero dentro de las limitaciones de una técnica
sólida. Finalmente, el atleta domina aquel nivel de velocidad que le
permite elegir un ritmo determinado dentro de dichas limitaciones, lo cual
es suficiente para vencer su oposición.
No debe aparecer ninguna fatiga en el entrenamiento puesto que es esencial
que el sistema nervioso se halle en un estado de excitación óptima. En
consecuencia, el entrenamiento de velocidad se efectuará inmediatamente
después de un adecuado calentamiento. A continuación pueden realizarse
ejercicios de resistencia o de fortalecimiento, pero nunca antes del
entrenamiento de velocidad.
Volumen
Existe una relación entre intensidad y volumen de la carga. Si el atleta
se está ejercitando a intensidad máxima, el volumen de la carga no puede
ser grande. Por otro lado, es necesario que el atleta ensaye una técnica
con frecuencia con una alta intensidad, si se quieren establecer nuevos
niveles de velocidad. Los siguientes puntos pueden servir como útiles líneas
orientativas para tomar decisiones sobre el volumen:
1. Las técnicas pueden repetirse con un alto volumen y con una alta
intensidad solamente si se presentan en pequeños «paquetes de
aprendizaje» que aseguren la más alta velocidad de ejecución y de
recuperación, que concedan tiempo al atleta para consolidar los modelos
de memoria neuromuscular.
2. En el entrenamiento para esprintar, la distancia mínima par
desarrollar la aceleración es la que permite al atleta alcanzar la
velocidad casi máxima. Para la mayoría de los atletas, esta se halla
alrededor de los 30 ó 40 metros. Sin embargo, en otros depones hay
limitaciones impuestas por los límites del área de juego. Por tanto, en
alguno deportes, el atleta debe aprender a alcanzar la aceleración máxima
el una distancia muy corta (entre 5 y 0 metros) y «llegar» a la conclusión
de tal explosión de velocidad, preparado para elegir y ejecutar una técnica
de alta precisión. El fútbol, el tenis, y el baloncesto son ejemplo de
tales deportes.
3. Cuando se está practicando velocidad máxima, un factor de limitación
al ensayo eficaz puede ser el agotador proceso de aceleración hasta la
velocidad máxima. Por ejemplo, en el salto de longitud y en los juegos en
que los pases pueden practicarse a la velocidad más alta, los atletas
deben elevar su ritmo desde estar parados hasta el que se le exige. Esto
es muy agotador. Para superar el problema, algunos atletas practican a
partir de salidas para tomar impulso más largas o con la ayuda de salidas
cuesta abajo. Esto significa que aunque el atleta si centre en distancias
de entre 10 y 30 metros para practicar la propia velocidad máxima, puede
ser necesario correr previamente entre 40 y 60 metros para alcanzar dicha
velocidad.
4. Los valores óptimos sólo puede determinarse mediante pruebas
individuales sobre la distancia en que puede sostenerse la velocidad máxima.
Naturalmente, el problema inicial es alcanzar la velocidad máxima. Ya se
ha indicado que Johnson y Lewis solamente pueden mantener su velocidad máxima
durante 20 metros. La coordinación y la concentración son las claves
para extender esta distancia, pero es poco probable que este alcance no
supere los 30 metros sin la ayuda ofrecida por la altitud, el viento a
favor, etcétera, y entonces será sobre distancias de entre 25 y 40
metros.
5. Al esprintar, la mayoría de los atletas
necesitan entre 5 y segundos para alcanzar la velocidad máxima.
Esto indica que se necesitan distancias de entre 50 v 60 metros
para desarrollar la conexión.
Densidad
Los períodos de recuperación entre carreras de velocidad máxima deben
ser lo bastante largos como para restablecer la capacidad de esfuerzo,
pero suficientemente cortos como para mantener la excitación del sistema
nervioso y una óptima temperatura del cuerpo. Con un clima razonablemente
cálido, el intervalo entre cada carrera debe ser de entre 4 y 6 minutos,
lo cual ocasiona problemas a los atletas del Reino Unido cuando efectúan
entrenamientos de velocidad en invierno.
En interés de sacar el máximo beneficio de cada carrera, puede ser
aconsejable el tomarse este intervalo de descanso y efectuar ejercicios de
calentamiento antes de cada carrera. Deben emplearse series de nuevo con,
digamos 3 ó 4 carreras por series y 2 ó 3 series por unidad.
Unidades
El número total de carreras por unidad, tal como se ha indicado antes,
debe ser de entre 6 y 12, aunque existen variaciones individuales. El número
de unidades por microciclo semanal (los microciclos, los macrociclos y las
unidades se explican en el capítulo 21) variará a lo largo del año,
pero debe incluirse por lo menos una unidad por microciclo en la Fase 1
del ciclo anual (ver página 200), 2 ó 3 en la Fase 2, y entre 2 y 4 en
la Fase 3, con independencia del deporte de que se trate. Con los deportes
de resistencia, los ejercicios de velocidad variarán en intensidad desde
el máximo hasta ritmo de paseo, y Ja distribución de las unidades variará
de acuerdo con la distancia de la carrera, la época del año y el atleta
de que se trate.
La barrera de la velocidad
Saziorski (1971) sugiere que puede aparecer una «barrera de velocidad»
si el atleta joven se entrena exclusivamente en ejercicios de esprint, o
si el atleta avanzado descuida el empleo de ejercicios especiales para el
desarrollo de la fuerza explosiva. Osolin (1952) tiende a mostrarse de
acuerdo afirmando que, debido al establecimiento de un «estereotipo cinético
(motor)» ejercitándose con una intensidad máxima (por ejemplo,
entrenarse siempre con el mismo grupo), el desarrollo de la velocidad
puede hacerse más difícil, o incluso impedirse. Upton y Radford (1975)
parece que dan apoyo a esto y explican: «La ventaja de enseñar métodos
que resaltan la importancia de los movimientos rápidos de las
extremidades y de la sensación de velocidad (por ejemplo, remolcando) es
probable que tengan su causa de origen en la mejora de los programas
neuronales, en el aumento de la excitabilidad motoneuronal y en un
encendido más sincrónico de las motoneuronas».
Esta observación pone de relieve una causa de las barreras de la
velocidad despreciadas con frecuencia: el no utilizar «programas
neuronales» eficientes... y un encendido más sincrónico de las
motoneuronas».
La introducción de ejercicios de esprint en el programa de preparación
puede constituir un intento de establecer una programación de unidades
motoras. De hecho, Ballreich (1975) llega a decir: «...probablemente la
mejor forma de que los esprínters de alto nivel mejoren sus esprints,
consiste en desarrollar su coordinación técnica más que su componente
de preparación (fuerza)».
Entrenamiento de resistencia y de velocidad
Las bases para la resistencia a la velocidad específica de competición
parecen hallarse en una cierta medida de resistencia aeróbica
desarrollada mediante una carga adecuada. Aunque la extensión absoluta de
esta carga es baja en el programa de resistencia de un atleta de
resistencia, la extensión relativa puede ser alta y alcanzar un 90% en la
Fase 1 del período preparatorio. Williams (1974) ha dicho que este tipo
de entrenamiento mejora la capacidad aeróbica y la concentración de glucógeno
en las fibras musculares rojas. No solamente tiene esto un efecto positivo
sobre la resistencia a la velocidad, sino también sobre la capacidad de
recuperación después de cargas de intensidad submáxima y máxima. Así, d
atleta será capaz de intentar más repeticiones en las
intensidades máxima y casi máxima del entrenamiento de
velocidad.
Una vez se ha establecido una base para el desarrollo de la resistencia
aeróbica, el atleta debe ser expuesto a cargas específicas de competición
similares a las de las condiciones de competición. Estos ejercicios se
introducirán en la Fase 2 y se continuarán en la Fase 3. En general, las
unidades para el desarrollo de la resistencia a la velocidad de competición
pueden relacionarse como sigue:
1. Repetición de carreras desde intensidades submáximas hasta casi máximas.
Son necesarios largos periodos de recuperación entre las carreras de
intensidad casi máxima para asegurar el mantenimiento de la calidad,
mientras que se necesitan períodos más cortos allí donde las carreras
son de intensidad submáxima. Son aconsejables las series de carreras con
dos o tres minutos entre ellas, pero esto hará necesario que las
series sean más cortas (por ejemplo, entre 2 y 4 carreras) para
mantener la calidad. Entre series, deben introducirse intervalos
más largos de entre 10 y 15 minutos y es aconsejable que por lo
menos la última mitad de este intervalo sea activa.
2. Intensificación de la carga a intensidades
máximas o casi máximas (utilizadas en distancias) sobre
distancias de entre dos tercios y el doble de la distancia de la
carrera.
3. Intensificación de las cargas a velocidad de carrera máxima sobre
tramos hasta un 10 ó un 20% más largos que la distancia de la carrera.
4. Carreras de velocidad variada en las que el ritmo o velocidad varía en
el transcurso de las mismas, por ejemplo, carreras de 150 metros con 50
metros de aceleración, 50 de mantenimiento de la velocidad alcanzada y
otros 50 metros de aceleración.
5. Muchas repeticiones de esprints sobre distancias cortas (entre 30 y 60
metros> en los que se intensifica el mantenimiento de un ritmo máximo
en la zancada, por ejemplo, 6 x 6 x 40 metros con recuperación incompleta
en las series.
6. Competiciones.
En la Fase 2 debe emplearse un microciclo de 2 ó 3 unidades por semana,
pero entre 1 y 2 unidades por microciclo sería lo adecuado cuando la
densidad de la competición asume su propia función de entrenamiento de
resistencia.
2.5 Ejercicios para el entrenamiento de la velocidad
Ejercicios de Velocidad máxima.
El deportista corre una distancia previa de 20 ó 25 metros hasta adquirir
su máxima velocidad entrando así en una referencia a partir de la cual
le comienza a contar el tiempo y a 40 metros de ésta, existe otra donde
finaliza la carrera.
Ejercicios de Velocidad de reacción.
* Carrera cuesta abajo.
* Multisaltos.
* Saltos de canguro.
* Skipping con elevación de rodillas.
Ejercicios de Velocidad de romper la inercia.
* Carrera sobre cinta rodante.
* Progresiones.
* Correr largas distancias.
3. Fuerza
3.1 Concepto de fuerza
La fuerza, o la capacidad para expresarla, es una característica física
básica que determina la eficacia del rendimiento en el deporte. Cada
deporte varía en sus exigencias de fuerza y, en interés de la
especificidad, debemos examinar sus relaciones con la velocidad y la
resistencia. La fuerza se clasifica de tres maneras, a saber: la fuerza máxima,
la fuerza explosiva y la fuerza resistencia. Las dos últimas son más
pertinentes en el deporte en general, pero la fuerza máxima debe
considerarse, no obstante, como una medida del componente de la fuerza máxima,
de la fuerza explosiva y de la fuerza resistencia.
3.2 Tipos de fuerza
Fuerza máxima
La fuerza máxima (fuerza bruta) se define como la fuerza más grande que
el sistema neuromuscular es capaz de ejercer en una sola contracción
muscular máxima. En consecuencia, determinará el rendimiento en
aquellos deportes en los que haya que controlar o superar una
gran resistencia (por ejemplo, en los levantamientos de pesas).
«Controlado» significa aquí que a los músculos se les puede
exigir permanecer en un estado de contracción estática
(isométrica) con unas demandas de fuerza estática máxima o casi
máxima. Es posible combinar las exigencias para una fuerza
máxima con una alta velocidad de contracción (por ejemplo, en el
lanzamiento de martillo y en el lanzamiento de peso) o con altas
demandas sobre la resistencia (por ejemplo, en el remo). Cuanto
más pequeña sea la resistencia a superar, menor será la
intervención de la fuerza máxima. Acelerar el cuerpo a partir de
la posición de reposo (esprintar) o impulsar el cuerpo desde el
suelo (saltos) significa que hay que superar una mayor
resistencia que si se quiere mantener un movimiento uniforme,
como en los deportes de mediana y larga resistencia.
Fuerza explosiva
La capacidad del sistema neuromuscular para superar resistencias con una
alta velocidad de contracción se define como fuerza explosiva (potencia,
fuerza rápida). El sistema neuromuscular acepta y arroja una carga rápida
a alta velocidad mediante la coordinación de reflejos y de los
componentes elásticos y contráctiles del músculo. El adjetivo «elástico»
es muy apropiado y es una clave para evitar la confusión entre «velocidad
de contracción» o «fuerza de contracción». Aunque este mecanismo
implica a las dos, son su compleja coordinación y la intervención de los
reflejos y del componente elástico lo que lo define como un área muy
específica de la fuerza. La fuerza explosiva determina el rendimiento en
todos los deportes llamados «explosivos», es decir, saltar, lanzar,
esprintar, golpear, etcétera.
Fuerza-resistencia
Es la habilidad o capacidad de todo el organismo para soportar la fatiga.
Se caracteriza por una capacidad relativamente alta para expresar la
fuerza, junto con una facultad para perseverar. Pruebas antiguas de «fuerza»,
tales como flexiones máximas de brazos, son de hecho pruebas de
fuerza-resistencia. Determina principalmente el rendimiento cuando hay que
superar una considerable resistencia durante un período bastante
prolongado de tiempo. Así en el remo, la natación, el esquí de fondo y
en encuentros de pista de entre 60 segundos y 8 minutos de duración, es
de esperar descubrir que la fuerza-resistencia es un factor crítico. Esto
puede explicar la relación en el atletismo de entre el correr por colinas
y la mejora en los 800 metros demostrada por Viru, Urgenstein y Pisuke
(1972).
Fuerza absoluta y relativa
En deportes en que la fuerza máxima es el principal componente el peso
del cuerpo y el rendimiento están estrechamente relacionados. En otras
palabras, los atletas pesados pueden, en términos absolutos, alcanzar una
mayor expresión de la fuerza que los atletas que pesan poco. La fuerza máxima
que un atleta puede expresar, con independencia del peso corporal, recibe,
en consecuencia, la denominación de fuerza absoluta. Esto es de evidente
importancia para los atletas que deben mover el peso del propio cuerpo,
por ejemplo, en los saltos y en la gimnasia. Se calcula dividiendo la
fuerza absoluta por el peso del cuerpo del propio atleta y la reducción
del peso del cuerpo aumentará la fuerza relativa.
Un atleta de lanzamiento de peso (varón) pesa 100 kilogramos: la extensión
de la pierna (90 grados en la rodilla) = 300 kilogramos. En consecuencia,
la fuerza relativa = 3,0 kg/Kg de peso corporal.
Un atleta de salto de longitud (mujer) pesa 60 kilogramos: la extensión
de la pierna (90 grados en la rodilla) = 200 kilogramos. En consecuencia,
la fuerza relativa = 3,3 kg/Kg de peso corporal.
La fuerza absoluta de la pierna al extenderse favorece al lanzador de
peso, pero la fuerza relativa de la pierna al extenderse favorece al
saltador.
El entrenamiento de fuerza para el desarrollo de la fuerza explosiva
resulta crítico, si no va acompañado de hipenrofia muscular y del
consiguiente aumento del peso corporal. Según Búhrle (1971) la
hipertrofia es óptima cuando cargas de entre el 65 y el 80% del máximo
se repiten entre 6 y 10 veces en series de 3 ó 4 ó más. Se sabe que los
culturistas han hecho 6 series de 12 repeticiones entre un 60 y un 65% del
máximo. Este ejercicio no es recomendable para atletas que necesitan
aumentar la fuerza relativa. Harre (1973) aconseja que se de preferencia a
la ejecución de ejercicios específicos con partes del cuerpo cargados
con un 3-5% del peso corporal, tal como los empleados por los gimnastas
(pesos en las muñecas, o chaquetas lastradas): "La alta tensión
muscular necesaria para un aumento de la fuerza, se genera así mediante
la rápida y «explosiva» contracción muscular".
3.3 Principios fisiológicos de la fuerza
Actividad muscular isométrica.
Las mediciones de fuerza isométrica han perpetuado esta creencia, usándose
pruebas con tensiómetros y dinamómetros para valorar la fuerza máxima
en un área específica de acción de las articulaciones. No obstante, la
habilidad de mantenerse en equilibrio sobre un pie, mantener una postura
erguida, etc., son ejemplos de contracción isométrica
Actividad muscular isotónica.
Ésta se divide en:
* Actividad muscular concéntrica.
El movimiento de la articulación tendrá lugar cuando la fuerza expresada
por el atleta no sea igual a la impuesta por la resistencia.
* Actividad muscular excéntrica.
Hay dos niveles diferentes:
1. La resistencia puede ser menor que la fuerza máxima que el atleta
puede expresar.
2. Es cuando la resistencia impuesta es mayor que la fuerza isométrica máxima
del atleta
3.4 Test para medir la fuerza
Hay una amplia variedad de pruebas-control para valorar la fuerza, pero no
todas son adecuadas para la evaluación de la fuerza para un deporte. La
selección debe tomar en cuenta la cualidad específica que deba
valorarse. Si se está midiendo la actividad muscular excéntrica, concéntrica
o isométrica, entonces es lógico que el procedimiento de control de que
se trate implique a esta actividad. Si la fuerza es máxima, explosiva o
de fuerza-resistencia entonces, una vez más, el procedimiento de control
debe medir este tipo de fuerza. El procedimiento de control debe ser válido,
fiable y objetivo y, además, debe ser validado con el rendimiento, o con
algún control, en una técnica determinada. A ser posible el
procedimiento de prueba debe incluir la dinámica de los movimientos típicos
de la prueba de competición.
Hay dos tipos de test para medir la fuerza. En el primero podemos medir el
máximo número de veces que se vence una carga en un tiempo determinado,
en el segundo se trata de conocer el valor de la resistencia que se logra
vencer un número determinado de veces, por ejemplo, cuántos kilos se
pueden levantar 15 veces seguidas.
- Para medir una fuerza máxima se utilizan los dinamómetros y los tensiómetros.
- Para una fuerza-resistencia se mide con un mantenimiento cronometrado de
una posición determinada.
- Y para una fuerza explosiva se mide a través de saltos de longitud sin
carrera previa, salto vertical, salto vertical a caer desde una altura
determinada, etc.
3.5 Sistemas de entrenamiento de la fuerza
Desarrollo de la fuerza máxima
El estímulo óptimo para el desarrollo de la fuerza máxima está
relacionado con los factores siguientes:
La intensidad del estímulo en relación con la fuerza máxima del atleta.
(Esto puede interpretarse como un reclutamiento del máximo de unidades
motoras disponibles).
La duración de dicho estímulo.
La frecuencia del reclutamiento del máximo de unidades motoras
disponibles.
La carga para crear tal estímulo será tal que sólo permitirá hacer el
ejercicio una vez. A esta carga se la denominará máxima o del 100%, para
un determinado ejercicio. Tal intensidad, no obstante, no puede
considerarse aceptable en los casos siguientes:
1. Allí donde el atleta tenga una técnica inestable al ejecutar el
ejercicio. Aquí, el atleta debe ejercitarse con muchas repeticiones de
cargas más ligeras hasta que la técnica gasté estabilizada. En
consecuencia, se evitan las lesiones. No obstante, en el caso de que estas
cargas más ligeras se repitan hasta el punto de la fatiga en las unidades
de entrenamiento, la carga tendrá nuevamente, de hecho, a aproximarse al
máximo, conllevando problemas asociados. Como norma general, la serie de
repeticiones para este atleta debe detenerse cuando su rendimiento parece
deteriorarse.
2. Allí donde el atleta no ha alcanzado completamente la madurez y el
sistema músculo/hueso/articulación no se halla todavía totalmente
estabilizado. El ejercitar a un atleta hasta el máximo bajo estas
circunstancias puede interferir con las conexiones músculo/hueso y
alterar la compleja integridad de un sistema de articulaciones. El
potencial de fuerza contráctil de los grandes grupos musculares no tendría
ninguna influencia sobre el desarrollo de los huesos, de las
articulaciones y de las junturas de los tendones y de los huesos. Esto es
especialmente aplicable allí donde las cargas son aplicadas sobre los
hombros mientras se intenta una carga máxima de las rodillas y de los
extensores de la cadera, colocando así a la zona lumbar de la columna
vertebral y a la región sacroilíaca en una situación de riesgo.
3. Allí donde el desarrollo de la fuerza máxima no tiene aplicación en
la técnica deportiva.
En términos de la unidad de entrenamiento
entonces, allí donde se busca el desarrollo de la fuerza máxima,
se lograrán efectos óptimos ejercitándose durante varias series
con una intensidad que permita que el ejercicio se ejecute entre
1 y 5 veces, es decir, entre un 85 y un 100% del máximo (ver
tabla 30 de la página 246). Los períodos de recuperación de
hasta 5 minutos entre series son casi esenciales para evitar la
acumulación de la fatiga.
Cuando se están utilizando métodos de entrenamiento isométricos, y la
carga pueda variarse, las contracciones de entre un 80 y un 100% del máximo,
mantenidas durante períodos de entre 9 y 12 segundos, deben utilizarse
para los atletas avanzados, mientras que las intensidades de entre un 60 y
un 80% mantenidas entre 6 y 9 segundos parecen ser las adecuadas para el
novato. El empleo de una carga más ligera repitiendo el ejercicio hasta
el punto de la fatiga también mejorará la fuerza, pero hasta cierto
punto ya que tal ejercicio entra en el área de los entrenamientos de
resistencia. Para el atleta joven, este tipo de ejercicios repetidos
muchas veces establecerá una sólida base de fuerza.
El ejercicio excéntrico con cargas que exceden de la fuerza isométrica máxima
desarrollará también la fuerza concéntrica máxima. No hay intensidades
específicas disponibles por parte de la mayoría de autoridades
investigadoras, pero la experimentación personal sugiere que pueden
emplearse cargas de entre el 105 y el 175% de la carga concéntrica máxima
en amplitudes específicas de movimientos. Si, por ejemplo, desde una
media flexión, la extensión de piernas de un atleta movilizaba 100
kilogramos, la carga excéntrica oscilará entre 105 y 175 kilogramos.
Para alcanzar esto se emplean las series escalonadas, tal como adelantó
Lay (1970), pero a la inversa. Aquí hay que dar más importancia a h
seguridad y las piernas deben ser capaces de aceptar la carga hasta el
final mismo del ejercicio.
Las máquinas isocinéticas, al tiempo que
ofrecen una considerable duración e intensidad máxima de
contracción, pueden interferir con los modelos naturales de
aceleración-desaceleración en el músculo. Por otro lado, allí
donde hay menos énfasis sobre la aceleración-desaceleración en
el músculo debido a exigencias específicas del deporte, este
método ofrece ventajas considerables. Las razones para su
inclusión en el programa serán más poderosas por tanto, para los
remeros, nadadores, y esquiadores de fondo, que para vallistas o
jugadores de tenis.
Varios sistemas de desarrollo de la fuerza se concentran al mezclar los
estímulos de los entrenamientos de fuerza. Ello se programa en los
niveles inter e intra-unidad. Por ejemplo, la mezcla inter-unidad puede
adoptar la forma de alternar 3-5x5x85% con 3-5x10x65% con un día de
descanso en medio. La intra-unidad de mezcla puede adoptar la forma de «apretujar»
5x85%; 10x65%; 5x85%; 10x65%. De nuevo, la intra-unidad de mezcla puede, a
fin de proporcionar una aceleración muy rápida de los niveles de fuerza
máxima, mezclar cargas de pesos «ortodoxos» con cargas elásticas o
pliométricas. Un ejemplo de esto sería 5 x 85% de 1/2 squat; 5 x 5
rebotes desde un obstáculo; 5 x 85% squat; 5 x 5 rebotes desde un obstáculo.
Este último ejemplo se aplica sobre una base de varias semanas de
unidades de entrenamiento de fuerza «ortodoxas», o de alterne de
intensidades de inter-unidades tal como se ha indicado antes. Cuando se
aplica, en general no se hace durante más de tres semanas.
La estimulación electrónica de los músculos
para desarrollar la fuerza es una opción más, pero hay
diversidad de opiniones sobre su aplicación en las actividades
explosivas específicas de fuerza. Por último, se ha sugerido que
al igual que hay una frecuencia óptima de estímulo dentro de una
unidad de entrenamiento, también hay un intervalo óptimo de
recuperación entre unidades donde la fuerza máxima está siendo
desarrollada. Este intervalo está establecido entre 36 y 48
horas para que la recuperación natural se produzca.
Desarrollo de la fuerza explosiva
Hablando en general, la fuerza explosiva puede desarrollarse mejorando la
fuerza máxima y/o la velocidad de las contracciones musculares
coordinadas. El problema reside en lograr un compromiso óptimo de
desarrollo que pueda trasladarse a las técnicas deportivas. Esto es
problemático puesto que si el atleta se ejercita con una carga pesada,
entonces tanto la fuerza como la velocidad de contracción se desarrollarán
para este ejercicio específico. Sin embargo, no hay un aumento vital en
la velocidad de la contracción muscular en las técnicas deportivas en
que la carga es mucho menor. Por otro lado, si la carga es muy ligera habrá
una mejora en la velocidad con que nos ejercitamos contra la carga
suponiendo que la carga se halle dentro de ciertos límites establecida
entre el 5 y el 20%. Si se rebasan estos límites, hay movimientos
compensatorios que interfieren con la precisión técnica, por lo que un
programa, que varía la intensidad y por tanto la velocidad del
movimiento, debe ser óptimo. En consecuencia, se recomienda que deben
emplearse ejercicios de fuerza máxima y ejercicios especiales con
resistencias ligeras dentro de cada microciclo (ver capítulo 21) si se
quiere desarrollar una fuerza explosiva específica. Además, dentro de
las unidades para fuerza máxima, se halla implícito el uso de una serie
de baja intensidad como parte de un régimen de ejercicios. Se han
intentado programas experimentales para desarrollar fuerza máxima primero
durante varios meses, seguidos después por un programa de entrenamiento
para desarrollar velocidad. Sin embargo, este intento de desarrollo de
fuerza explosiva en serie tiene mucho menos valor que si las dos áreas de
desarrollo avanzasen «en paralelo».
En términos de unidades de entrenamiento, la intensidad del estímulo
debe ser de alrededor de un 75% del máximo, usando entre 4 y 6 series de
entre 6 y 10 repeticiones. Al igual que con los ejercicios de fuerza máxima,
deben dejarse hasta cinco minutos de descanso entre series. Utilizando
este formato especial, Harre y asociados (1973) creen que se puede avanzar
en fuerza explosiva y en fuerza máxima al mismo tiempo. Si se están
haciendo ejercicios de fuerza máxima con unidades de entrenamiento,
entonces Harre (1973) propone ejercicios suplementarios de fuerza
explosiva con cargas de entre el 30 y el 50% del máximo. La
experimentación personal ha mostrado aumentos tanto en fuerza
explosiva como en fuerza máxima alternando cargas de entre 55 y
60% con cargas de entre el 85 y el 100%.
Siempre que sea posible, el desarrollo de la fuerza explosiva no debe
hacerse con ejercicios ortodoxos de pesas, sino con ejercicios especiales
adecuados para técnicas específicas. Los ejercicios de esta clase, con
chaquetas lastradas, material de gimnasia, etcétera, ocuparán entre 1,5
y 2 horas de ejercicios bastante concentrados, durante las cuales el
atleta no debe experimentar las sensaciones limitantes de la fatiga. Debe
concentrarse en la explosividad del movimiento particular, y las unidades
de entrenamiento deben disponerse de modo que eviten cualquier pérdida de
concentración.
Desarrollo de la fuerza-resistencia
Está bastante claro que un atleta con una fuerza máxima de 200
kilogramos en un ejercicio, repetirá el ejercicio con mayor comodidad a
50 kilogramos que el atleta que tiene una fuerza máxima de 100
kilogramos. Asimismo, si dos atletas tienen una fuerza máxima de 200
kilogramos, el atleta que tenga un sistema de transporte de oxígeno bien
desarrollado aguantará más repeticiones de 50 kilogramos que el atleta
que tenga un mal nivel en su sistema de transporte de oxígeno. No
obstante, la relación exacta entre estos polos y la característica de la
fuerza-resistencia no está clara. Parece que las bases del entrenamiento
en la fuerza-resistencia se hallan en la capacidad para ejecutar el mayor
número posible de repeticiones contra una carga que es mayor que la
experimentada normalmente en competición. Además, según Saziorski
(1971), la fuerza máxima deja de ser un factor crítico si la demanda de
fuerza es inferior al 30% del máximo. Mientras que en el otro extremo,
según Ástrand (1970), la eficacia del transporte de oxígeno es un
precursor necesario para el desarrollo de la fuerza-resistencia (ver capítulo
5). La clave parece ser una forma compleja de entrenamiento, empleándose
ejercicios con resistencias preferiblemente de la variedad específica de
competiciones o especiales. Así, el atleta puede correr en la nieve,
arena, cuesta arriba, en tierra labrada, sobre la arena donde rompen las
olas, o arrastrando un trineo, mientras que el remero puede remar tirando
de una red de arrastre, y el nadador puede del mismo modo nadar
arrastrando una resistencia. Cuando se emplean ejercicios especiales, se
utilizan entrenamientos en circuito, y las repeticiones de aproximadamente
entre el 50 y el 75% del máximo, con una carga de entre el 40 y el 60%
del máximo con una recuperación óptima en medio, parece una buena norma
general
3.6 Ejemplos de ejercicios para mejorar la fuerza
Ejercicios de fuerza-resistencia.
Se coloca el atleta en la posición que indica
la figura, de tal forma que con los brazos extendidos el tronco
quede totalmente paralelo al suelo.
En esta posición flexiona y los extiende rápidamente continuando este
ejercicio hasta el agotamiento.
Ejercicios de fuerza máxima.
Levantar cada día más peso. Primero empiezas con poco, pero al cabo de
unos días le subes la cantidad de peso, y así continuamente todos los días,
hasta que un día no puedes poner más ya que o sino no puedes levantarlo.
Ejercicios de fuerza explosiva.
Saltar continuamente, pero previamente realizar una carrera, aunque sea de
poco espacio. Cuanto más larga sea la carrera mejor será para el
deportista. |