Se han realizado varios estudios en los últimos años para evaluar las consecuencias futuras de los frecuentes cabeceos con pelotas de fútbol y demostrar si es nocivo, en ésta oportunidad fue presentado un estudio en la reunión anual de la Sociedad de Radiología de Norteamérica (RSNA) que se celebró hace una semanas en Chicago una investigación que fue publicada a fines del 2011 y que estuvo a cargo Dr. Michael Lipton, director del Centro de Investigación con Resonancia Magnética Gruss del Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York, para evaluar posible daño cerebral.
Es el primer estudio en el mundo en observar los efectos del cabeceo sobre el cerebro usando imágenes sofisticadas por tensores de difusión, realizado con la técnica DTI, una variante avanzada de la Resonancia Magnética, que detecta movimientos del agua en el tejido nervioso en especial en la materia blanca del cerebro.
"Cuando el movimiento del agua no es uniforme, existe un deterioro en la capacidad mental".
Para la muestra se tomaron 32 jugadores de fútbol adulto (31 años promedio de edad) con un promedio que cabeceaban los balones 436 veces al año, aquellos que cabeceaban entre 1000 y 1500 veces por año, una vez superada esa cifra el estudio mostró lesiones cerebrales traumáticas .
Se observaron imágenes compatibles con daño cerebral en el lóbulo frontal y en el temporo-occipital. Las zonas del cerebro afectadas eran cinco las responsables de la atención, la memoria, la movilidad física y las funciones visuales de alto nivel (funciones cognitivas), entre otras.
Por los golpes repitidos sí terminan desencadenando efectos que conducen a degeneración neuronal.
En otro estudio relacionado, el doctor Lipton y su colega Molly Zimmerman, profesora asistente del Departamento de Neurología de Einstein, dieron a los mismos futbolistas pruebas diseñadas para evaluar su función neuropsicológica.
Los jugadores que golpearon con mayor frecuencia el balón con la cabeza lograron peores resultados en las pruebas de memoria verbal y velocidad psicomotora frente a sus compañeros.
Otros estudios como el Kirkendall, publicado en 2001, habían concluido que no existía riesgo cerebral, cuando el futbolista está bien preparado para cabecear, debido a que la musculatura del cuello ya se ha tensado previamente y el impacto se absorbe en todo el cuerpo formando un bloque compacto.
Algunos investigadores han comparado los efectos de los cabezazos al balón con los golpes de los boxeadores y sus consecuencias sobre el cerebro.
"Ahora no podemos decirle a un individuo que no cabecee el balón, pero la precaución es algo bueno", sentenció Lipton. "Necesitamos más investigación para obtener respuestas definitivas y tenemos las herramientas avanzadas de imágenes para hacerlo".
Conclusión:
Es un estudio muy interesante que pone como prioridad continuar con la investigación y seguimiento de los futbolistas, para seguir evaluando las futuras posibles alteraciones cognitivas mencionadas en el estudio (memoria, atención, etc.) debido a los repetidos cabeceos con el balón, ya que se ha podido detectar alteraciones a nivel cerebral, a través de estudios específicos de Resonancia Magnética con técnica no convencional y en un futuro poder tener herramientas necesarias para la prevención si fuera necesario..
Bibliografía:
Michael Lipton, M.D., Ph.D., associate director, Gruss Magnetic Resonance Research Center, Albert Einstein College of Medicine, New York City; Chris Koutures, M.D., pediatrician, sports medicine specialist, Anaheim Hills, Calif.; presentation, Nov. 29, 2011 annual meeting, Radiological Society of North America, Chicago.
DIFUNDIR ES PREVENIR