A pesar de lo mucho que se habla del concepto de comunicación y de las novedades y cambios que registro la disciplina en los últimos años, resulta sorprendente que los libros aun se sigan remitiendo al viejo esquema de la teoría matemática de la comunicación.
Este modelo publicado por Shannon en 1948, intenta explicar el proceso de transferencia de información, con el objetivo de optimizar el intercambio, es decir, “hacer pasar a través del canal la máxima información con las mínimas interferencias y la máxima economía de tiempo y energía.
Este esquema es sumamente funcional debido a su simplicidad, sin embargo también no da cuenta, debido a esto, de la serie de factores asociados al proceso de comunicación humana. Por ejemplo, este esquema no contempla las variables relacionadas con el código que se utiliza en el intercambio de mensajes.
Este problema es tan complejo que ni siquiera con la condición de manejo de un mismo código se puede garantizar la comunicación. Dos personas pueden compartir un mismo código y sin embargo, no comprenderse debido a que un mismo concepto los puede remitir a dos situaciones opuestas.
Un código simplemente establece una relación entre un elemento cualquiera y un fenómeno que se le atribuye: la luz roja significa “detención” cuando corresponde a un semáforo, pero si se trata de un indicador de energía de algún aparato eléctrico puede significar “batería baja”.
Por otro lado, Costa (1992), plantea a la comunicación como un fenómeno complejo que depende de múltiples factores que intervienen en el proceso. A su vez, el sencillo proceso de comunicación se apoyara en determinados factores que van a influir en el emisor y en el receptor, pero que también determinan el tipo de mensaje que los vincula:
Culturales:
Modelos culturales de emisor/receptor, corrientes sociales, modas y tendencias.
Intelectuales:
Interés personal, orientación vocaciones, formación cultural, etc.
Psicológicos:
Atención, predisposición al contacto comunicacional, necesidad de la información, aptitud física, experiencia previa.
Funcionales:
Situación en la que ocurre el contacto, etc.
De aquí surge la importancia de conocer con cierta profundidad las características de los procesos de comunicación y las variables que intervienen en ellos a fin de diseñar estrategias adecuadas y eficaces.
Una manera de comenzar a entendernos y comunicarnos mejor sería poner en práctica: La escucha eficaz y activa
Si observamos a nuestro entorno nos daremos cuenta rápidamente que las personas no suelen escuchar con atención cuando los demás les están hablando o comunicando algo sobre algún tema.
El escuchar requiere de una actitud de esfuerzo físico, quiere decir que, tenemos que prestar atención si queremos conseguir una escucha selectiva. Es lograr entender lo que nos quieren decir, intentando comprender el mensaje, mostrando además, un afán e interés de colaboración en el acto de escuchar.
Podemos definir la escucha eficaz y activa como, “el esfuerzo físico y mental de querer escuchar con atención la totalidad del mensaje que se emite, tratando de interpretar el significado correcto del mismo, a través del comunicado verbal y no verbal que realiza el emisor, e indicándole a través de la retroalimentación lo que creemos que hemos entendido”.
El proceso para realizar la escucha activa, se resume de la siguiente forma:
Concentrarse y estar conciente del otro:
Dejar de lado lo que en ese momento nos puede distraer.
Preguntarse constantemente:
Intentando comprender el significado del mensaje. Observando su mensaje no verbal, ya que nos ayudara a comprender la verdadera intención y sentimiento del mensaje.
Resumir:
Resumir en nuestro cerebro los puntos importantes.
Confirmar:
De vez en cuando precisar al emisor el contenido de su mensaje, intentando reafirmar lo que nos dice.
La razón principal para que escuchemos bien radica en el hecho de que cuando nos comunicamos interpersonalmente, el 45% del tiempo aproximadamente lo pasamos en actitud de escucha.
Por lo tanto, si sabemos escuchar atentamente al otro, tendremos menos dificultad para comunicar más tarde, lo que queremos decir también nosotros.
Ahora ya tenemos un panorama mas amplio del porque muchas veces no podemos entendernos con otras personas que comparten con nosotros los mismos códigos.
Es hora de poner en práctica las herramientas de escucha eficaz de manera que se reduzcan los ruidos que interfieren en una buena comunicación. ¿Se animan?