Entre un 10 y 20 % de los adultos sanos se ven afectados por la gripe y sus complicaciones cada invierno. A nivel laboral, implica un ausentismo promedio de 5 días y altos costos económicos para el empleador. Qué medidas tener en cuenta para prevenirla y cómo reconocerla.
Buenos Aires, mayo de 2013.- Con la llegada del invierno, los adultos sanos deben enfrentarse al gran desafío estacional: pasar la temporada sin ser afectados por la gripe. Se estima que la incidencia de la gripe en adultos oscila entre un 10 a 20%, siendo mayor en adultos jóvenes para luego declinar con el aumento de edad. Es por ello que no resulta curioso que esta enfermedad también se padezca en el ámbito laboral: el mayor impacto de la gripe en la comunidad es debido a la pérdida de fuerza laboral y los costos que esto conlleva ya que afecta a una parte importante de la sociedad en etapa laboralmente activa.
En general la gripe provoca un promedio de ausentismo de 5 días por cada episodio. También se ha descripto que, en aquellos trabajadores que se reintegran a la actividad luego de un cuadro gripal pueden presentar trastornos en el tiempo de reacción a los estímulos, hecho que es de particular importancia en personal que debe operar máquinas, conducir o manejar instrumentos de precisión.
A esto habría que agregar los costos que esto implica: en los Estados Unidos por ejemplo se traduce en una pérdida anual de 74.000.000 de días de trabajo y pérdidas económicas de 12.000.000.000 de dólares, por lo que la prevención de la gripe en los trabajadores no debería ser un tema menor para el empleador.
La mejor medida para prevenir la gripe es la vacunación anual: a través de diferentes estudios se comprobó que la eficacia de la vacuna antigripal como método de prevención en adultos sanos es del 70% a 90% cuando hay una buena correlación entre el virus vaccinal y el que circula en la comunidad, y cuando esta correlación es pobre la eficacia de la misma es del 40% a 60%. De acuerdo a diversos estudios de costo-efectividad de la vacuna antigripal en éste grupo, se estima que por cada trabajador vacunado se ahorran aproximadamente de 15 a 50 dólares.
Además, la efectividad clínica de la vacuna contra el virus de influenza ha sido valorada en diversos estudios en adultos sanos ya que se demostró que la vacuna reduce entre un 25% y un 40% los episodios de infecciones respiratorias altas, un 43% los días laborales perdidos por infecciones respiratorias altas y entre un 40% a 75% de ausentismo por síndrome tipo influenza. Otro de los beneficios que conlleva la vacunación es la reducción de visitas al médico: se ha observado una disminución de más del 40% en las consultas médicas por infecciones respiratorias altas en adultos que se aplicaron la vacuna antigripal.
Características de la gripe y cómo reconocerla
La gripe en los adultos menores de 64 años tiene las mismas características que en otros grupos etarios. La forma de presentación es variada ya que va desde la infección asintomática hasta el típico cuadro caracterizado por fiebre de aparición súbita, tos, cefaleas, mialgias y astenia.
En los adultos sanos la enfermedad puede manifestarse con escalofríos, mareos, mialgias intensas en la región dorsal y los miembros, síntomas en la vía aérea superior (obstrucción y descarga nasal, estornudos) e inferior (tos no productiva, dolor retroesternal), fotofobia, lagrimeo, sensación de quemazón ocular y hasta dolor a la movilización de los ojos.
Si bien estos síntomas pueden ser producidos por otros virus u otros microorganismos, hay ciertos síntomas que son característicos de esta enfermedad. Diversos estudios han demostrado que durante la época de circulación de virus de influenza en la comunidad los pacientes que presentan fiebre de aparición brusca acompañada de por los menos un síntoma respiratorio (tos, odinofagia, rinorrea) y un síntoma general (mialgias, astenia, cefaleas) se correlaciona en un 70% de los casos con diagnóstico virológico de esta enfermedad.
Las complicaciones de la gripe se dividen en respiratorias y no respiratorias (Tabla 1).
La bronquitis aguda
Es la complicación más frecuente y se observa en un 30% de los pacientes con influenza, aunque es más común en aquellos con enfermedades crónicas.
La neumonía
Se ha identificado en hasta el 38% de los pacientes con influenza A y en más del 10% de los pacientes con influenza B. Existen dos tipos de presentación: la neumonía viral primaria y la neumonía secundaria o bacteriana.
- La neumonía primaria o viral
Puede observarse como complicación principalmente en los ancianos, en las personas con enfermedades cardiopulmonares y en las embarazadas, pero también puede desarrollarse en adultos jóvenes durante las grandes epidemias. En este sentido, es curioso que especialmente en las pandemias los más afectados por cuadros de neumonía son los adultos sanos.
- La neumonía secundaria o bacteriana
Suele aparecer luego de que los síntomas gripales mejoran, habitualmente entre el quinto y el décimo día de evolución del cuadro inicial. Debe advertirse que durante las pandemias, el 30 a 50% de los pacientes con neumonía bacteriana suelen no tener ninguna enfermedad predisponente.
Tabla 1. Complicaciones de la gripe
Respiratorias
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No respiratorias
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Bronquitis aguda
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Trastornos del ECG
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Neumonía viral primaria
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Insuficiencia cardíaca
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Neumonía bacteriana secundaria
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Miocarditis
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Exacerbación del asma
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Encefalitis
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Exacerbación de EPOC
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Síndrome de Reyé
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Descompensación de la diabetes
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*Asesoró Dra. Hebe Vázquez, infectóloga, miembro de FUNCEI (Fundación Centro de Estudios Infectológicos)