I.
LA ANCIANIDAD EN LAS DIFERENTES CULTURAS
1.
EN LAS CULTURAS PRIMITIVAS. Cada
persona luchaba por sobrevivir, hacerlo era un desafío diario. Recordemos que
en los pueblos prehistóricos y en los comienzos de la Antigüedad, los hombres
eran recolectores y cazadores, y conseguir el alimento significaba recorrer
grandes distancias, luchando contra los animales, la naturaleza y los rivales.
Más tarde los pueblos se fueron haciendo sedentarios y radicándose en pequeñas
villas, formadas primero por familiares, y allí comenzaron a hacerse agricultores
y a cultivar, mandioca, yuca, maíz y otros productos que le servían de base
alimenticia. Muy pocos de ellos alcanzaron a cumplir 30-35 años; el promedio
en la banda de recolectores era de 18 años. La vida de estos hombres estaba
en constante amenaza, ya sea por las inclemencias, las epidemias, rencillas
tribales, el hambre. Entre los esquimales, los viejos preferían morir
y no ser carga para su grupo, eligiendo voluntariamente la muerte. La
costumbre era dejarlos abandonados entre la nieve, para morir de frío o devorados
por fieras.
Otro pueblo nómade de los mares del sur – los yaganes
–habitantes de la Tierra del Fuego, cuidaban amorosamente a sus viejos y en
las Islas Fidji, era deber de todo buen hijo acelerar la muerte de sus padres
cada vez que estos mostraban las primeras señales de su pronta muerte, esto
debido a que ellos creían que se pasaba a la otra vida en las mismas condiciones
en que se encontraban en esta.
Los mapuches, asociaban la longevidad a un poder
sobrenatural y la buena memoria inspiraba admiración entre los jóvenes. Los
más viejos, conocían más y sabían más que los jóvenes. Vale allí el proverbio
“sabe más el diablo por viejo que por diablo”. Entonces, para los araucanos
era motivo de gran orgullo contar con viejos entre sus miembros, y les asignaban
un lugar y un rol preferencial: los caciques.
El conocimiento transmitido oralmente
de generación a generación, por los ancianos, fue decisivo en el desarrollo
de las culturas y grandes civilizaciones americanas como la de los mayas,
aztecas e incas.
2.
EN LA CULTURA ORIENTAL. En China,
India, Japón, Corea, Líbano, Irán, Irak, Israel y en casi todos los países del
continente asiático existe toda una tradición de respeto y culto por la ancianidad.
Hoy se realizan investigaciones en Bama –CHINA- para conocer la enorme cantidad
de centenarios longevos que habitan en esa zona. Igualmente existe gran preocupación
por los cambios violentos en esas sociedades que están echando por tierra la
tradición comentada: Se calcula que en el 2030 en China habrá más de 1.500 millones
de adultos mayores de 65 años.
En la INDIA, país que está sufriendo enormes transformaciones,
tiene actualmente casi mil millones de habitantes y el 80% vive en zonas rurales.
En estos lugares existen centenares de pequeñas agrupaciones que viven de actividades
agrícolas de bajísima productividad y en las que cada miembro de ellas tiene
su rol que jugar para contribuir al mantenimiento de la familia. En estas tareas
los mayores son muy apreciados; reciben un trato muy cariñoso y respetuoso de
sus parientes y su esfuerzo es muy considerados.
En Japón, con una población de 125.000.000 de habitantes
y con casi 20% de adultos mayores de aquí al 2005, y con un impresionante 50%
para el 2030 con más de 75 años, existe gran preocupación para integrarles a
la vida laboral, ya que serán la fuerza real de ese desarrollado país. Se han
creado agencias de empleo para jubilados, y centros educativos no formales en
donde participan en forma conjunta ancianos y niños.
3.
EN LA CULTURA OCCIDENTAL.
Desde
los primeros tiempos de la Edad Media, hasta el periodo preindustrial, la vida
se desarrollo en los campos, teniendo allí gran influencia la decisión de los
mayores, especialmente los ancianos.
Después de la Segunda Guerra todo
este panorama cambió y las comunidades rurales primitivas perdieron su influencia.
Se informa que en Suiza la población anciana rural vive muy en contacto con
su familia. En Francia se están realizando programas en que los ancianos ayudan
a educar y enseñan distintos oficios a los más jóvenes. En Alemania, al revés,
son grupos de jóvenes los que se capacitan para ayudar a los más viejos.
En Lausanne, Suiza, se realizó hace unos años una competencia
internacional de dibujos de las familias. En casi 15.000 trabajos, se pudo observar
que en las familias de países desarrollados, el abuelo aparecía dibujado
como alejado de la familia, y generalmente aparecía triste y preocupado.
En cambio en los trabajos de niños de países asiáticos y latinoamericanos, el
abuelo aparecía muy integrado a sus familias.
Finalmente, se puede decir que en comunidades con
fuerte tradición artístico-cultural de Brasil, México, Ecuador, Paraguay,
Bolivia y otros de América Latina, el artesano desarrolla sus habilidades y
creatividad hasta el fin de sus vidas, y no es la edad sino la salud lo que
determina el ritmo y tipo de actividad que realiza.
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