A veces entendemos la globalidad como un desarrollo o enseñanza un tanto liviano del aprendizaje, cuando en realidad deberíamos entenderla como un concepto general de lo que pretendemos enseñar adecuado a las posibilidades de entendimiento del aprendiz. Es siempre un punto de partida que le resulte conocido y cuya función es abrir puertas para perfeccionar esos conceptos al punto de hacerlos lo más complejos posibles.
Cuando iniciamos a un niño o adolescente en el aprendizaje del básquetbol o cualquier otro deporte, trataríamos de no enseñarle conceptos demasiados elaborados, sino que lo iríamos introduciendo paulatinamente en el juego, entendiendo a este desde un punto de vista general y en su forma más simple y sencilla. Los problemas que éste deberá resolver durante su aprendizaje deberían en un principio respetar estas condiciones para que las respuestas que el jugador elabore, ya sean acertadas o erradas (ensayo y error), le permitan acercarse al perfeccionamiento y afianzamiento del concepto que buscamos desarrollar.
El jugador, proceso por medio, sería participe activo en el desarrollo de aprendizajes más complejos. Elaborados a partir de la transferencia de praxias más simples que son parte de su experiencia previa o desarrollo psicomotor.
Se debe entender como "praxias" a una serie de movimientos coordinados con el fin de lograr un objetivo. (Ruiz 1997).
El nivel de complejidad del proceso de enseñanza debería estar directamente relacionado con el nivel evolutivo del jugador, el nivel de juego o de competencia y la edad media del grupo a quien esta dirigido dicho proceso.
Importancia del Desarrollo Psicomotor entre los 5 a los 12 Años
Deberíamos entender, los entrenadores encargados de formar jugadores, que el logro de niveles más elevados de aprendizajes estaría vinculado a un adecuado desarrollo psicomotor del niño, el cual le permitiría mediante procesos de transferencia alcanzar, junto con su madurez motriz, la etapa conceptual de los fundamentos y del juego. Sería en consecuencia, más efectivo en sus respuestas.
El desarrollo psicomotor debería ser la base sobre la cual se comenzarían a desarrollar las praxias más complejas. Estas se elaborarían a partir de otras más simples las cuales fueron desarrolladas en edades anteriores y a partir de las cuales el jugador podría operar con su cuerpo en función de lo que su cerebro le ordena y de acuerdo al estímulo que este percibe del medio. En nuestro caso nos referimos a la o las respuestas que un jugador pueda dar ante una situación o problema que se le plantee durante un juego.
Pero para alcanzar un nivel más elevado de desarrollo psicomotor sería fundamental trabajarlo en los niños en los momentos adecuados y en las etapas del desarrollo que van entre los 5 y 12 años aproximadamente, edad que coincide con la iniciación de los chicos en nuestras escuelas de básquet o deportes.
Antes de seguir adelante deberíamos entender que el fin del desarrollo psicomotor no es simplemente la incorporación de habilidades motoras, si no que es la base para el logro de futuros aprendizajes de manera que aumente la capacidad del individuo de ofrecer respuestas motoras ante determinados estímulos (problemas que se le plantean).
Estos estímulos o problemas generalmente provienen del medio (entiéndase que el profesor o entrenador también forman parte del medio) y se manifiestan como un problema a resolver el cual puede ser más o menos simple o complejo.
Este estimulo sería percibido por el individuo, procesado y elaborado y si tuvo un buen desarrollo psicomotor, facilitaría una adecuada representación mental de la imagen del movimiento. Esta imagen es interiorizada, o sea que toma conciencia de la acción, y posibilitaría un aprendizaje inteligente, el cual podría traducirse en respuestas inteligentes.
“La función de interiorización es una función perceptiva que implica la posibilidad de desplazar la atención desde el entorno hacia el propio cuerpo para así lograr la toma de conciencia. […] El ejercicio de la función de interiorización tan solo es posible si la relación del niño con el entorno humano es equilibradora en el plano afectivo”. Jean Le Boulch, “La educación psicomotriz en la escuela primaria, Editorial Paidós, Págs. 20 y 22.
Podríamos decir en consecuencia, que además del problema de aprendizaje planteado, serían importantes las relaciones con sus adultos y con sus pares para la adecuada incorporación de conceptos aplicables a la resolución de problemas motrices. Esta relación estaría basada en la tolerancia, la comunicación, la paciencia, las oportunidades, etc.
“Un adecuado desarrollo psicomotor posibilitaría al jugador lograr aprendizajes mucho más elaborados y complejos”.
Estos aprendizajes o respuestas serían desarrollados por el cerebro y manifestados por el cuerpo en una total unidad finamente coordinados. Cuando el desarrollo psicomotor en el niño no hubiera sido tratado adecuadamente es probable que se limiten considerablemente las posibilidades de lograr esos aprendizajes de mayor nivel. Y por ende como jugador es probable que no logre las metas que quizás él soñó o nosotros los entrenadores esperábamos. Porque en un determinado nivel competitivo, ya adolescente o adulto, el jugador que no pudiera elaborar respuestas acordes a la complejidad que plantean los problemas, estaría condenado a no evolucionar, encontrando prematuramente su techo.
Esto se daría entre otras cosas por falta de procesos inteligentes en su etapa de desarrollo y un estimulo afectivo inadecuado al someterlo a presiones para las cuales por su edad no estaba preparado.
Generalidades sobre el Desarrollo Psicomotor
Si en forma muy general y simple la psicomotricidad podría entenderse como el pensamiento hecho acto. Desde este punto de vista diría que también se debería lograr en el futuro deportista la posibilidad de desarrollar la función de pensar una situación que debería poder manifestarla mediante el acto corporal (acción). De aquí derivaría el hecho de que debería existir una íntima y ligada relación entre lo cognitivo y lo motriz, relación que nos permitiría alcanzar el mentado sueño de que la mayoría de los jugadores pudieran pensar al momento de tener que elaborar una respuesta motriz.
De aquí surgiría la necesidad de plantear métodos de aprendizaje que contemplen y respeten este principio de coexistencia, de manera de equilibrar esta función para que su desarrollo sea parejo y evolutivo. De no ser así podrían surgir ciertos desfasajes entre lo que piensa que debe hacer y lo que efectivamente puede hacer (respuestas inadecuadas habituales), situación que lo llevaría al fracaso deportivo. Un ejemplo muy concreto de este fracaso en muchos deportistas sería a consecuencia de un excesivo desarrollo gestual mediante la utilización de métodos de enseñanza analíticos basados en automatismos.
Para Le Boulch “La evolución de las funciones cognitivas, contemporánea del estadio de las operaciones concretas, hará evolucionar esta imagen corporal, que de simplemente reproductora, se convertirá en anticipadora”.
La función anticipadora se da a partir de la función de interiorizar. En este sentido el aprendiz sería capaz de representarse a sí mismo en una situación motriz relacionada con una determinada respuesta a un problema motor planteado o surgido durante el proceso de aprendizaje. Puede tomar conciencia de sí y de su entorno.
Teniendo en cuenta este concepto podría decirse que, de forma general la especialización en la iniciación deportiva con métodos adecuados debe ser posterior al desarrollo del estadio del cuerpo operatorio, momento en el que se comienza a dar la función de interiorización, esto, según la psicología genética podría suceder a partir de los 10 u 11 años aproximadamente.
Momento en el cuál el niño podría comenzar a desprenderse de todos los datos concretos (lo real) dejando de ser un mero reproductor de situaciones aprendidas para comenzar a ser anticipador y creador de nuevas situaciones. Sería una etapa formal (lo real más lo posible) que en estos casos serían transformaciones de aprendizajes previos en nuevos y más complejos aprendizajes. Sería una etapa a partir de donde las respuestas partirían de un razonamiento. Una lógica aplicada a los problemas motrices que se plantean en un juego o deporte (puede anticipar).
Aprendizajes significativos
Las cuestiones a aprender deberían tener un valor relevante para el niño, esto sería algo así como que le sirvan para resolver un problema de mayor o menor complejidad, para ello deberíamos valernos de factores motivantes en la enseñanza. Todos sabemos que se aprende mejor cuando se está motivado, cuando algo causa placer y cuando ese placer parte de un desafío o simplemente de un estado de curiosidad por parte del aprendiz. Esto reforzaría el valor lógico y psicológico que debería tener un aprendizaje para que le sea significativo (que le sirva).
Psicomotricidad vs. Técnica Pura en las Escuelas de Baloncesto.
El desarrollo psicomotor en el niño sería la base de futuros aprendizajes cada vez más complejos. Un buen desarrollo del mismo aumenta las capacidades y disminuye las limitaciones del individuo.
Los aprendizajes más relevantes no podrían ser alcanzados si el niño no ha logrado desarrollar su esquema corporal, la relación espacio tiempo con respecto a sí mismo y a los objetos que manipula, la lateralidad, la coordinación de sus movimientos, la habilidad general, un pensamiento formal o lógico, etc.
Entonces diríamos que el desarrollo psicomotor está íntimamente ligado al aprendizaje conceptual. De esto dependerá en gran medida, lograr el nivel de creatividad más alto que el jugador podría alcanzar.
Por otro lado la enseñanza de técnicas puras (demasiado aisladas del juego) en edades tempranas produciría un efecto de adiestramiento en el niño que una vez incorporadas difícilmente pueden ser corregidas, desaprovechando la capacidad de adquirir conceptos y limitando la posibilidad de alcanzar la formación de este pensamiento formal o lógico que tendría un carácter anticipador.
Este adiestramiento no estaría regido por procesos inteligentes y por lo tanto serían limitantes de sus futuras posibilidades. Técnicamente se lograría en el mejor de los casos buenos tiradores, buenos pasadores, buenos llevadores, etc. Pero difícilmente jugadores integrales capaces de desenvolverse sin mayores problemas en distintas funciones (con conocimiento del juego todo), resolver problemas que el juego plantea y tomar decisiones lo más acertadas posibles. Siempre explotando al máximo aquella habilidad que mejor dominan.
Profesor Willy Romero
Argentina