Desde principios del Siglo XX la esperanza de vida al nacer ha aumentado casi 30 años.. Actualmente viven en nuestro planeta 580 millones de personas con 60 años y más, y se prevé que la cifra se elevará a más de 1.000 millones en los próximos 20 años, lo que supondrá un aumento del 75% en ese grupo de edad frente a un incremento inferior al 50% para el conjunto de la población mundial. En 2020, aproximadamente el 70% de la población de edad avanzada vivirá en países en desarrollo, (en la actualidad de los 580 millones mencionados, 225 millones viven ya en países en desarrollo). Estos cambios representan una revolución demográfica sin precedentes y exigen la inmediata atención de las instancias normativas del mundo entero. Siendo los más ancianos (75 años y más) el subgrupo de población que más crecerá en casi todos los países industrializados.
Este extraordinario logro científico del siglo que finalizó, deja planteado uno de los grandes desafíos para el siglo actual, ya que un sector de la actividad científica anunció que la esperanza de vida humana sería de 120 años. Esta valoración métrica de la vida (cuanto más larga mejor) olvida, o esconde, que una vida no es solamente su duración. “El alargamiento de la vida, sólo sería un éxito para la ciencia si se relacionara armónicamente con la integridad de la persona. Es decir, si el anciano se siguiera valiendo cómodamente por sí mismo, si sus funciones psicológicas permanecieran vigorosas, si pudiera mantener o renovar sus proyectos existenciales y, fundamentalmente, si la sociedad le brindara condiciones de trabajo, respeto, amor sin censuras y participación en los circuitos del placer y convivencia, si así lo deseara, con los miembros de su familia.”, Estos son los conceptos expresados por la doctora Esther Días durante una clase magistral, sobre “envejecimiento humano” dictada en su cátedra “Pensamiento Científico”, de la Universidad de Buenos Aires en 1987.
Por que lo primordial a investigar no es que el hombre “dure más”, sino asegurar la calidad de vida de una población anciana de inusitada magnitud. La salud ocupa un lugar central en ese desafío, (entendida desde la concepción científica, que la considera como un proceso dinámico bio-psico-social cuyo desarrollo se extiende a lo largo de toda la vida del hombre) . Siendo la salud considerada, tanto en las sociedades ricas como en las pobres, el bien más preciado para gozar de una buena calidad de vida, particularmente en los últimos años de existencia.
La buena salud, comenta Alexandre Kalache ministro de Salud de Canadá “es un factor primordial para que las personas sean útiles a la sociedad y suele reflejar el grado de apoyo que el individuo recibe de la sociedad. Por ello, es indispensable velar para que las personas de edad tengan todas las oportunidades posibles de permanecer activas, porque así como la salud sustenta la actividad, una vida activa es la mejor garantía de que ésta sea también sana.”.
Este concepto, que enfatiza la “actividad” en el adulto mayor, fue especificado puntualmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su declaración de Brasilia sobre el envejecimiento (1996), don estipula que “las personas de edad sanas son un recurso para sus familias, sus comunidades y la economía”. De allí que Kalache lo enfatice como uno de los temas principales en los programas preventivos que lleva adelante para promocionar la calidad de vida del hombre. “Cuanto más activos sean, más aportarán a la sociedad.. Los países deben comprender que el envejecimiento, en buenas condiciones de salud, es un factor primordial para su programa de desarrollo, y han de considerar a las poblaciones que envejecen, no como un problema, sino como una solución potencial de problemas”.
En los países desarrollados, se continúan reestructurando los sistemas de salud, los servicios sociales y las políticas de empleo, para adecuarlos a la realidad demográfica emergente actual. Y estos sistemas se encuentran acompañados por la educación, las actividades recreativas y los medios de comunicación. En última instancia, todos los aspectos de la sociedad se tienen que ver afectados y comprometidos.
EL FENÓMENO DE LA LONGEVIDAD.
La primera generación en vivir más, (haciendo referencia a la generación que hoy pisa los 50 años) fue la de nuestros padres pero no siempre han vivido mejor. La respuesta que encontró la sociedad a este fenómeno fue la proliferación de las instituciones de cuidado gerontológico.
“Si analizamos las causas de admisión a las mismas, veremos que el 80% de los internos están allí, primero por sus discapacidades o enfermedades y segundo, por su edad o envejecimiento y éste es un nuevo concepto que como gerontólogos tenemos que comenzar a manejar. Y lo que es peor aún, es saber que el 80% de sus discapacidades podrían haberse evitado con medidas preventivas y cambios en su estilo de vida, cuando eran adultos intermedios. “Este es, entonces, el gran desafío de la gerontología en el tercer milenio: Hemos creado un mundo en el que algunos viven demasiado “corto”, por falta de medios que hacen al bienestar, pero otros mueren demasiado “largo”, tal vez por exceso de bienestar o por el estrés que significa obtenerlo” opina el doctor Juan Hitzig.
Hemos logrado extender la vida pero todavía nos falta extender la calidad.
Llegó el momento de no confundir proceso de envejecimiento con vejez y de considerar a la vejez extendida como una alteración del envejecimiento. El proceso de envejecimiento es autonomía. Vejez significa discapacidad.
En la estadística que también dio a conocer la OMS en 1996, se remarca que lo importante ya no es la expectativa de vida solamente, sino la expectativa de vida saludable. “En este sentido la Argentina se ubica en el lugar número cuarenta. Con una expectativa de vida aceptable de 74 años, pero una expectativa de vida saludable de sólo 68 años. Esto significa que el 10% del tiempo final de nuestras vidas está signado por la dependencia y la discapacidad”, afirma Hitzig, “a menos que hoy comencemos a hacer algo para evitarlo”.
Envejecer es un fenómeno inexorable, pero su ritmo es modificable, no solamente desde lo biológico, sino también o aún más, desde lo psicosocial.
DATOS PARA REFLEXIONAR.
Población total de la República Argentina: 32.270.298 personas, año 1990, (ya que los registros estdisticos del censo del año 2001 y que habla de 37 millones, no han terminado de procesar.)
Con 60 años y más: 4.000.000
Con 65 años y más: 2.800.000
Quienes conforman el 13,5 % del total de la población.
Nuestro país es un “país envejecido”. Las Naciones Unidas discriminan:
- País joven, hasta 4 % de mayores de 60 años respecto del total de la población.
- País maduro, del 5 % al 7 % de mayores de 60 años respecto del total de la población.
- País envejecido, más del 7 % de mayores de 60 años respecto del total de la población.
El proceso de envejecimiento o rejuvenecimiento de una población es el resultado del efecto combinado de tres componentes demográficos:
- MAYOR EXPECTATIVA DE VIDA
- DISMINUCIÓN DE LA NATALIDAD Y LA MORTALIDAD INFANTIL ( en edades tempranas)
- MIGRACIÓN.
Solidaridad.
- La solidaridad es más horizontal en éstos últimos años (entre pares), que conforman parte de las redes solidarias.
- Antes la solidaridad era vertical (de hijos a padres o jóvenes a viejos.)
- Una de cada tres personas en nuestro país, tiene 60 años en este momento.
Lugar de residencia.
El 86 %, vive en zonas urbanas como las ciudades de Buenos Aires, Santa Fe, Rosario y Córdoba, donde están las mayores concentraciones de personas de 60 años y más.
DETENGASE A PENSAR.
- Con la jubilación, las personas perdemos dos poderes: el adquisitivo y el cultural.
- A las personas que en la actualidad tienen 65 años, les quedan 20 o 25 años de vida.
- En la actualidad, 20 o 25 años de vida de una persona son de vejez, período de vida superior a su infancia, su adolescencia o su juventud.
- En 1943 un joven de 20 años, esperaba 30 o 40 años para llegar a ser viejo, hoy tardará entre 70 o 80 años.
- Nuestro desafío aquí y ahora, es prolongar nuestro proceso de envejecimiento saludable y acortar nuestro tiempo de vejez
- La naturaleza del envejecimiento, como ya dijimos, no sólo es biológica sino también cultural. El posmodernismo ha puesto en evidencia que el hombre actual es producto no sólo de los elementos externos que lo afectan sino, fundamentalmente, del significado que tienen estos elementos en su vida
El desarrollo y el envejecimiento.
Desde las ciencias biológicas se relaciona el desarrollo al crecimiento y el envejecimiento al deterioro.
Desde las ciencias sociales y del comportamiento también se ven las ganancias.
Si tomamos estos dos conceptos de una manera integrada: sólo debemos usar el término desarrollo basado en su propia dinámica, en la que se incluyen el crecimiento o ganancias y el deterioro o pérdidas, que se dan a lo largo del ciclo vital.
HACIA LA CONSTRUCCION DE UN PROGRAMA DE DEPORTE RECREATIVO CON LOS ADULTOS MAYORES.
Justificación.
La pérdida o ruptura de las responsabilidades laborales rentadas (jubilación) y/o la disminución en las tareas y obligaciones domésticas, marcan la última gran transición en la biografía de las personas, ambas afectan a hombres y mujeres de manera diferente, pero poseen un rasgo compartido: poner a disposición del sujeto una enorme cantidad de tiempo libre, cuya modalidad de ocupación, constituirá el eje de su nueva vida.
El sujeto, vive esta etapa como un proceso de profundas transformaciones, una multiplicidad de cambios tienen efecto sobre su psiquismo. Necesita por un lado, elaborar sus cambios físicos, personalizarse en este nuevo cuerpo que es, y por otro lado volver a crear “re–crear” su trama vincular. Aún en procesos de envejecimiento no patológicos, el sujeto debe enfrentarse con lo que considero el “adueñarse de sí mismo” y de su nueva realidad.
Esto supone una recreación vincular a doble vía. Por un lado, crear nuevos vínculos entre pares y por otro, recrear vínculos en el afuera (del espacio grupal) es decir, favorecer nuevas formas de relación con vínculos ya establecidos (hijos, maridos, nietos, cuñadas, vecinos.)
Un espacio de sostén y de confiabilidad. Un espacio que ofrece la oportunidad para crear la experiencia alentadora de la autonomía. Una zona para vincular pasado, presente y futuro y en ella ensayar nuevas formas y transformar otras. Un espacio que tomaría las características enunciadas por Winnicott, cuando habla de un “espacio potencial”.
En la práctica ésto se traduce en nuevas relaciones de pares, en conexión con intereses propios, postergados por la crianza de niños y el trabajo, en reencontrarse con el “abuelazgo”, con la pareja, y con los hijos adultos.
Lo fundamental para conformar este espacio, es que el docente establezca un “encuadre confiable” que actúe como sostén para que el sujeto pueda jugar y jugarse con cada propuesta.
DEPORTE PARA TODOS CON LOS ADULTOS MAYORES.
Para desarrollar un programa o estructura de recreación socio-deportiva y cultural, tendremos siempre presente la particularidad grupal. La primera diferencia que incluiremos, será si son grupos con envejecimiento normal óptimo o con minusvalencias, y a partir de allí las singularidades que hacen a cada uno. La concepción de trabajo será bio–psico–social en la elaboración de las propuestas, pero muchas veces se tenderá a la integración de las áreas. Para poder describirlas en sus particularidades realizaré una división instrumental, que en la práctica no es tan sencilla de escindir.
De allí que, en los procesos de envejecimiento, sea tan importante contactar al sujeto mayor con su cuerpo y con el cuerpo del otro, pues ello le permitirá investigar y construir su corporeidad actual, reconocer las transformaciones, trabajar sobre su esquema corporal, considerar sus posibilidades pero también sus limitaciones. Fundamentalmente apuntamos a promover el reencuentro placentero con el movimiento, con el proceso de incorporación de la actitud motriz, tratar que el individuo viva su cuerpo, no tema en habitarlo, acepte tener un cuerpo y ser, a la vez, ese cuerpo. Hoy el paradigma de la educación avanzada necesita un encuadre del movimiento libre, sustentado en pedagógicas propuestas creativas.
Desde los conceptos hasta aquí desarrollados, es que el docente que hoy implemente una propuesta de “actividad física” con los mayores, no se limitará solamente a comprender cuáles son los ejercicios o movimientos que biológica y fisiológicamente conviene a ese cuerpo envejeciente para su recuperación o manutención motora, pues la noción de movimiento quiérase o no, reduce la actividad física a las características del desplazamiento de máquina biológica. El concepto de conducta motriz, el nuevo objeto de estudio de la educación física, pone en el centro de la escena al individuo actuante y a las modalidades motrices de expresión de su personalidad.
A nivel de los adultos mayores, los objetivos que perseguimos a través de la práctica de las actividades físicas y deportivas son de orden biológico: Mantener la autonomía física valorando a mismo tiempo la afición al movimiento y orientando a los participantes mayores a la adquisición de un conocimiento preciso de su cuerpo y de sus recursos mediante:
Tonificación muscular:
Los grandes músculos de la cintura escapular, glúteos, muslos y los que inciden en la columna vertebral y la región abdominal.
Movimiento articular:
Conservando en las articulaciones la máxima flexibilidad posible, combatiendo la tirantez y la anquilosis del sedentarismo a través de los años.
Mejoramiento de las funciones cardiorrespiratorias:
En su doble aspecto: mecánico y funcional, mediante ejercicios que estimulen además el sistema circulatorio, disminuyendo la posibilidad de formación de depósitos en las paredes arteriales y en superficies articulares. Así como también el mejoramiento del aparato respiratorio.
Mantenimiento de habilidades motoras:
Neutralizar la tendencia a la vida sedentaria y a la inercia física, utilizando ejercicios enmarcados dentro de la gimnasia utilitaria, retardando la evolución de la osteoporosis y del proceso artrósico. Adquiriendo de esta manera un conocimiento preciso de su cuerpo y de sus recursos, factor muy importante de autoconfianza y de bienestar.
Lo básico de un programa para reactivar su actitud participativa es priorizar las siguientes condiciones y capacidades:
La fuerza muscular:
Tiene un valor de primera línea, especialmente para las extremidades inferiores del hombre, que contribuyen a su buen mantenimiento de pie o a realizar desplazamientos cómodamente. En general para su fortalecimiento, trabajaremos tanto los músculos flexores como extensores.
Movilidad articular-flexibilidad:
Los movimientos no deben ser realizados en forma entrecortada, sino que se prestará atención hacia un movimiento constante y fluido.
Resistencia:
En nuestro caso, tratándose de personas mayores nos interesará la resistencia aeróbica general, significando ésta el esfuerzo dinámico de grandes masas musculares.
Coordinación general, segmentaria y equilibrio:
Dos capacidades que debemos alentar, pero no tenerlas como objetivos principales hasta pasado un año de actividad física grupal, (tiene realmente importancia sobre todo para evitar las caídas en el adulto mayor, pero para algunos es la primera vez que toman conciencia de su ejecución e importancia en la vida cotidiana)
Psicológico:
Crear un clima de compañerismo que dé la sensación de seguridad y estímulo, los que permitan evolucionar en un ambiente de carácter principalmente creativo. En la vejez, las modificaciones corporales pueden implicar una rotunda lesión narcisistica. Ahora, lo que refleja el espejo puede tener un carácter crecientemente decepcionante. Y en esto, se entrelazan valores predominantes en nuestra cultura occidental actual. Belleza y vigor constituyen rasgos sobreestimados, desplazando como aspiración, cualquier otro tipo de ideal.
En el desarrollo de la propuesta de actividad física, es de comprobación constante la importancia del contacto corporal en el trabajo con los adultos mayores. En la organización de la actividad recreativa motriz se debe tomar en cuenta esa recuperación narcisista, como otro modo de reconocimiento corporal en ellos.
Sociológico:
Desarrollar todas las formas de comunicación capaces de romper el aislamiento y de facilitar la integración social, (educación del ritmo, danzas, expresión y creatividad)
COMENTARIOS DESDE LAS EXPERIENCIAS DEL TRABAJO CON EL ADULTO MAYOR.
La actividad física con adultos mayores “no debe significar la práctica preestablecida, exigente y alejada del principio de placer de determinados ejercicios, sino la posibilidad de darles un espacio y un tiempo para estar consigo mismos y con los demás, a través de actividades físicas autoelegidas por el valor que cada uno les asigna en el mantenimiento del equilibrio personal” enfatiza Jorge Gómez. Para llegar a esa elección, el docente será el encargado de que vivencien un abanico de actividades actuando muchas veces con ellos, entre la dependencia y la autogestión, siendo él el modelo o inspirador de algunos movimientos. Lo mismo en la organización de un deporte-juego, explicitar pocas reglas y que ellas puedan ser variadas y/o reformadas por sus participantes, de acuerdo con sus posibilidades e intereses creativos. Lo interesante y lo que da su carácter particular en la ejecución de la propuesta con los adultos mayores - modificando así su sentido y su alcance - es que el docente tome en cuenta, más que la elaboración de un ejercicio para que lo copien, el tener claro el objetivo del mismo y “colocarlos en situación”, provocando un conjunto de estímulos que se traducen, para los participantes, en un “problema” que hay que resolver grupalmente.
Propuestas con mayor compromiso psicosocial.
Aquí el docente debe privilegiar la reflexión compartida, posibilitando el intercambio entre las subjetividades y la realidad exterior. Colocar en palabras las experiencias concretas, la acción y la práctica es lo que va a determinar la subjetividad y no a la inversa.
Por último las actividades con mayor contenido expresivo:
Joào Batista Freire, nos comenta desde lo simbólico “Entre mi sentir y mi hacer, por que soy humano, hay una región que se alarga cada día de mi vida, donde todas las cosas son transformadas. Tengo dentro de mi un universo simbólico, mi espacio más humano. En él, los ríos, las personas, los vientos, las músicas, los sabores, los olores son transformados en mis sentimientos en mis pensamientos en mis juicios morales. Son esas cosas transformadas que yo pongo en el mundo cuando manifiesto quien soy. Lo que pongo en el mundo, por mis expresiones corporales, es la vida que me he hecho”. “Mi mundo simbólico está compuesto de tantas cosas, tantas personas que pasaron a habitarlo que mis expresiones tienen la cara de todas las cosas y la cara de todas las gentes”.
Por ello estas propuestas brindan un marco para el reencuentro con las propias capacidades, aquellas que fueron postergadas, pero no por eso acalladas, y las otras que, en un ámbito de confiabilidad, surgen libres y espontáneas, como en el juego, donde el compromiso es generado por los propios jugadores, donde todo se puede probar sin temor a la equivocación, disfrutando del mismo grupalmente, (teatro, pintura, coros informales, talleres de la palabra, talleres de la memoria, etc.)
Tener presente al crear el objetivo de un programa:
- El cuerpo tiene un estrecho vínculo con la inteligencia y la afectividad, los tres constituyen los “circuitos” de un mismo edificio: Cuando un adulto mayor participa de una enseñanza globalizadora a partir de su vivencia corpóreo-motriz, es cuando puede seguir elaborando las estructuras fundamentales de su pensamiento abstracto, las estructuras fundamentales de su personalidad individualizada. Reflexionando sobre su propia realidad corporal y motriz, descubriendo las mejores formas para obtener el bienestar psicofísico desde esa realidad. Desarrollando al mismo tiempo, una adecuada capacidad de adaptación a las nuevas situaciones psicobiológicas y socioculturales. (la capacidad de plasticidad)
- El Deporte para Todos con el adulto mayor, esta recreación de la actitud motriz, expresiva y deportiva, es a su vez, retornar a la educación primigenia, constante, permanente, tendiente al respeto de la propia corporeidad y la de los demás, distanciada de las formas competitivas del deporte, para revalorar la cooperación y la solidaridad en otras “formas de juego”, que permita el crecimiento y el alcance de una comprensión más elevada del “ser corporal”.
- Este programa, encarado desde una actitud recreativa y creativa en el tiempo libre del adulto mayor, generará sorpresas y satisfacciones, en la medida en que se descubren o recuperan aspectos personales que se suponían inexistentes o perdidos
SOBRE EL JUEGO Y EL ADULTO MAYOR.
El tema del juego no debe ser aislado de la vida cotidiana del adulto mayor. No es un aditamento o un aspecto más de la personalidadd. Todos contenemos esa capacidad lúdica y debemos considerarla como un patrimonio que colorea toda nuestra vida. Por que el juego, en realidad es una actitud frente a la vida que nos permite ser creativos. Serlo nos protege de los estímulos que favorecen que el adulto “consuma juegos”, en lugar de jugar. Esta actitud lúdica, para consigo y para con los demás, es la que interesa preservar, acrecentar y/o rescatar en el adulto mayor, no es patrimonio del ocio y estará realmente incorporada en cada momento de su vida, se trate de los tiempos de producción, de realización con sus pares, con sus familiares, o en su tiempo de soledad. Será una actitud vital, autocondicionada y funcional.
El juego promueve el hecho de adquirir cierta flexibilidad necesaria para asumir roles y comprender otros. Por ejemplo, el juego teatral es la plena entrega a algo por sí mismo y no por necesidad, lo que autoafirma en diversos aspectos a la persona en cuanto sujeto recreador de sí mismo y de lo que lo rodea. Será una actitud ante su tiempo, ante su vida, contribuyendo a mejorar la calidad de ésta. Jugando, dramatizando desde pequeñas sugerencias del coordinador (que pueden ser abrir un baúl de ropa para disfrazarse, preguntar qué se podría representar con esas telas, o qué personaje les gustaría ser ahora.)
Esto genera un compromiso entre los participantes mayores, con la tarea y con sus pares. Porque el juego es parte de la vida, es una de las formas básicas en que se verifica el enfrentamiento del ser humano con su medio. El juego también me plantea obstáculos, me pone frente a mis posibilidades y limitaciones. Por ello tanto los juegosque poseen un mayor compromiso motriz en el adulto mayor, como aquellos que apuntan a los aprendizajes significativos dentro de la vida personal y grupal, y también los de mayor contenido expresivo, son formas de comunicación en el adulto mayor para con los demás y para consigo mismo. Es a su vez un rescate de la actitud lúdica que permite que los participantes puedan ser actores dentro de la situación y esto supone un compromiso hacia las metas y realizaciones que se plantean. Implica también la comprensión de las normas y reglas que están en juego. Es un modo de explorar el mundo y operar desde la realidad.
Si nosotros queremos que ellos capten ese sistema de comunicación a través del juego deberíamos ayudarlos a romper con el mundo adulto y resistente. Este miedo a conocer y modificar estructuras, es lo que también a nosotros, muchas veces, nos impide jugar libremente. Lo que no se capta rápidamente quizá, es que rompemos ese mundo tan armado para re-estructurarlo dentro de nosotros mismos de una manera distinta. Esto no quiere decir desechar lo que tenemos. La propuesta para con el adulto mayor, es aprovechar lo que poseemos y que desconocemos o aún conociéndolo, por trabas o resistencias a un cambio de estructuras, no aprovechamos. Y el coordinador docente, que trabaja con adultos mayores, ¿Es un adulto distinto? ¿Debemos encontrar también nuestro propio lenguaje corporal?, ¿Por qué no hacer ese recorrido hacia nuestro mundo interior y acordarnos, por ejemplo, de lo que significaba jugar con reglas convenidas y replanteadas por nosotros o nuestros compañeros a cada rato? ¿Qué valor tenía para nosotros jugar?.
Para reconocer ese valor deberíamos hacerlo desde dentro nuestro. No basta estar de acuerdo con lo que dicen los libros, como algo automático que debemos aplicar, sino como algo vivido y sentido. Entonces, toda actividad con sentido lúdico no sólo da al adulto mayor la posibilidad de expresarse y descubrirse. Esto es válido también para nosotros, porque para comprender y conducir un proceso educativo en los otros, se debe tener conciencia y claridad de ese proceso dentro de uno mismo.
No basta sólo la creatividad en un campo para considerar al hombre sano. Cuando hablamos de creatividad no nos interesa sólo el producto que se obtenga sino también el “proceso” . Por lo tanto debemos llegar a lo más oculto de nosotros, para poder así comprender nuestros límites, nuestra sensibilidad, sin la cual no podemos captar o comprender el juego en nosotros y en los demás adultos.
La recreación deportiva y el Deporte para Todos, acrecientan en el adulto mayor el manejo de su autonomía de modo que pueda depender cada vez menos del docente para realizar su actividad lúdico-deportiva, por ejemplo; que a un medio natural lo utilice como forma creativa en su tiempo de vida, donde pueda desarrollar su propio proyecto de caminata por senderos naturales o también compartirla con amigos, ser el organizador de una barrileteada barrial, de un partido de tejo entre vecinos o ser el promotor de un fogón familiar en la playa, con sus nietos y los amigos de éstos.
Esta recreación físico-deportiva, es también un factor de prevención en la salud integral del adulto mayor.
Intentemos como profesionales, generarlo entre los mismos, será una experiencia renovadora, pero también un pasaje a la aventura del aprendizaje. Es necesario sentirlo en el interior de nuestro cuerpo y emocionarnos. Este proceso no culmina allí, también se requiere reflexionar y sacar conclusiones de lo que estamos viviendo con el grupo de adultos mayores. Por consiguiente, generar el juego no es entretener. El juego supone un tiempo, ¿estamos dispuestos a otorgarlo en nuestras clases para que el adulto lo incorpore?. El juego supone un espacio, ¿organizaremos un ámbito individual y grupal para su desenvolvimiento?.
DESDE LO EXPERIMENTADO.
En la descripción de este programa que no pretende ser un modelo sino un generador de ideas - en lo posible a superar - no nos planteamos metas o expectativas preestablecidas. Nuestro objetivo no es el resultado final, sino la posibilidad de atravesar un proceso de crecimiento con ese grupo en particular. Nuestra actitud como coordinadores docentes, es ofrecer ese espacio para que el otro “sea”, para que el grupo se vaya apropiando del mismo y autogestione sus necesidades en común
Recordemos que la calidad de vida no es menos importante que la longevidad, sino todo lo contrario.
A partir de este modelo integrador como lo es el Deporte para Todos con adultos mayores, que presenta el espacio creativo dentro de una estructura de deporte recreativo o de recreación deportiva, surgen interrogantes en relación a su aplicación y su funcionamiento.
La experiencia, desde la puesta en marcha de este programa de Deporte para Todos con adultos mayores, continúa siendo un proceso de crecimiento individual y grupal, tanto para los participantes, como para los docentes. Su implementación tiene ya 15 años, favoreciendo el crecimiento progresivo en los grupos de adultos mayores, consolidando a través de ese lapso muchos “espacios creativos” donde los mayores encuentran un grupo de pertenencia dentro de una planificación recreativo-deportiva, que se continúa instrumentando semanal y anualmente, pues un programa con esta franja etárea requiere de constancia, regularidad y moderación.
A la vez, es un programa renovado y autónomo, ya que docentes y adultos mayores intervienen en su evaluación y en la renovación del proyecto futuro, en cada Polideportivo de la Dirección General de Deportes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Diferenciándose los mismos según la idiosincrasia que conforma al grupo de adultos mayores, la infraestructura del polideportivo, y las características del barrio en el cual esté ubicado.
DESDE EL CAMPO PREVENTIVO (PSICO–SOCIAL)
Los grupos de 60 años y más que concurren a estos espacios se encontraron favorecidos por el incremento de sus redes vinculares de reciprocidad horizontal y con las de otras generaciones, sobre todo si la inclusión se produce en recién jubilados o cuando las obligaciones familiares no requieren de una constante presencia en el hogar, caso todavía frecuente en la generación de mujeres que atraviesan esta etapa de la vida. Se nota un incremento en la autoestima y el mejoramiento de las relaciones familiares con otorgamiento de nuevos sentidos a la existencia, demostrados muchas veces desde la autogestión, cuando se organizan en subgrupos para realizar paseos o asistir a eepresentaciones teatrales, peñas folclóricas, festejos, conferencias, viajes de miniturismo y turísticos de largo alcance.
EN RELACIÓN CON LA ADQUISICIÓN DE UNA ACTITUD MOTRIZ Y UN DEPORTE DE POR VIDA.
He observado un considerable mantenimiento de las funciones, el mejoramiento en la función del sueño, la concientización de las necesidades corporales y el comienzo de prácticas deportivas incorporadas a su vida cotidiana (caminatas semanales y práctica de natación durante todo el año). La elección de paseos turísticos que incorporen al adulto en y con la naturaleza. La selección de destinos en los que se entusiasman más que por su lujosa infraestructura hotelera y por sus comidas, en la posibilidad de actividades que ellos mismos proyecten y que a su vez contengan la recreación vincular, el conocer otros grupos de adultos mayores, recrear propuestas que nutran el espíritu, los sentidos y predispongan a la recepción de nuevos aprendizajes.
Si pensamos en la transformación del sujeto en los cambios logrados, en la movilización de estructuras rígidas y estereotipadas, tenemos que considerar que el Deporte para Todos con los adultos mayores, brinda la posibilidad de acercar un programa estructurado desde la recreación educativa, que promueve la prevención primaria de la salud integral en los procesos del envejecimiento humano.
¿Qué entendemos por un adulto mayor sano?
Según la licenciada Graciela Zarebski: “En primer lugar, es un viejo que se adapta a la disminución de su rendimiento físico. Es aquel que puede compensar pérdidas con ganancias, las mismas limitaciones hacen que pueda disfrutar de cosas que no podía o no sabía disfrutar en etapas más jóvenes. La vejez produce heridas en la autoestima, pero encuentra medios (y esto habla de un viejo sano) en el presente, para recomponer su autoestima.
Tiene su propio proyecto diario: una actividad (aunque sea sentarse en la plaza o ir a un centro de jubilados que organiza su vida) Se conecta con el medio, con el afuera. Está solo pero no se queda solo, su hábitat está extendido a su entorno. Un viejo sano es aquél que puede reconocer sus angustias, pero cuenta con recursos para superarlas. Un viejo sano es aquel que no se asume en el lugar que le adjudican y que puede pensar. Tiene idea de autocuidado y valora su autonomía, no se queda quieto más de lo necesario y cree que disfrutar activamente de la vida le puede ayudar.
También la vida le plantea situaciones de cambio de costumbres, de normas, de valores. Cambios culturales frente a los cuales el adulto mayor puede reflexionar, tomar partido a favor o en contra, pero que no reivindican un supuesto privilegio por ser viejo. Admite las diferencias generacionales y es capaz de la autocrítica. Puede criticar y criticarse.
El viejo sano sostiene diálogos intergeneracionales, para lo cual es necesario que él se valore y sea valorado por el entorno, siempre que sea capaz de valorar lo nuevo, de reconocer los propios límites. Un envejecer normal significa, sencillamente, que su proceso de envejecimiento es el de una vida humana y sigue siéndolo, porque la perdida de algunos motores externos, la disminución de las funciones, las zancadillas sociales, no sólo no anularon, sino que en algunos casos pusieron en marcha la imaginación radical. Esto es lo que lleva a sostener que, a nivel psíquico, se puede no envejecer aunque se reconozca el paso del tiempo. Ser viejo psíquicamente es ser un viejo enfermo.
Sedebe mantener la flexibilidaden todos los órdenes de la vida: un cuerpo flexible en un ser humano flexible.
Gerontología.
Ciencia que trata de la vejez, estudia esta etapa y los procesos que la caracterizan.
- Es un campo científico muy amplio, que incluye conocimientos desde diferentes perspectivas.
- Una disciplina académica que enseña a diferentes niveles del proceso educativo, (profesionales, universitarios, etc.).
- Sus campos de aplicación y de actuación están directamente relacionados con las decisiones políticas y con los servicios sociales.
La gerontología engloba a ciencias como la geriatría, la gerontología social, la sociología del envejecimiento, la biología del envejecimiento, la psicogerontología. Y transita por campos no tradicionales y tradicionales como pueden ser: la enfermería dedicada al cuidado del geronte y el cuidador domiciliario de ancianos, la seguridad social y la promoción social. También se encuentran incluidas disciplinas de la educación formal y no formal como lo son: la educación física, la recreación, la educación por el arte y la expresión musical, el teatro, la pintura, el turismo sociocultural. etc.
Por lo tanto la gerontología es una ciencia compleja que ha de ocuparse de temas tan diversos como la salud, la familia, la demografía, la memoria, la inteligencia, la educación permanente, los aprendizajes significativos, las relaciones sociales y/o redes comunitarias, el tiempo libre, la recreación, los cuidados y la actividad física. El trabajo en gerontología es siempre interdisciplinario, se implementa y evalúa desde un equipo, que muchas veces no está presente en el momento que el profesional está actuando con un anciano o con un grupo de adultos mayores, pero que respalda todas las propuestas y acciones que éste emprenda en su praxis.
Hemos adoptado como instrumento primordial de trabajo y de tarea de indagación, la técnica operativa del grupo, partiendo de la hipótesis de que el grupo es una estructura básica de interacción, lo que la convierte, de hecho, en una unidad básica de trabajo e investigación.
Definimos al grupo como el conjunto restringido de personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna que se propone, en forma explicita o implícita, una tarea que constituye su finalidad. Los conjuntos sociales se organizan en unidades para alcanzar mayor seguridad y productividad, la unidad grupal tiene en muchos casos la característica de una situación espontánea, pero los elementos de ese campo grupal pueden ser, a la vez, organizados. Queremos decir con ésto que la interacción puede ser regulada para potencializarla, para hacerla eficaz en vista a su objetivo. Esto es lo que se denomina planificación. Nace así la técnica operativa que apunta a instrumentar la acción grupal
Esta técnica operativa, se caracteriza por estar centrada en la tarea, es decir que privilegia la tarea grupal, la marcha hacia el logro de sus objetivos.
PARTE PRÁCTICA
“El juego es una fábrica de símbolos. El símbolo es el dispositivo de protección más fuerte de la especie humana. Es nuestro más importante recurso de adaptación a la vida.
En el espacio de juego, durante la recreación deportiva, el participante encuentra la flexibilidad necesaria para experimentar con menos presiones. Nunca el error será tan permitido como en el juego. Nunca los equívocos podrán ser tan fácilmente corregidos y las acciones tan tranquilamente realizadas. Es por ello que elegí desarrollar en esta parte, las propuestas de juegos con los adultos mayores, ejemplos de juegos motrices que no están aquí por su originalidad, sino por la aprobación de los diferentes grupos con los que compartí estas experiencias. Mi deseo es que ellos puedan ser desarmados, fragmentados y desaparezcan dentro de la fuente de inspiración de cada uno de ustedes y de sus grupos de adultos mayores.